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Reportaje:SINIESTRO DEL EJÉRCITO ESPAÑOL EN AFGANISTÁN

"¡Si sólo llevaba allí cuatro días!"

La muerte de los 17 militares llena de tristeza a compañeros y familiares en Pontevedra y Sevilla

"¡Si sólo llevaba allí cuatro días!", clamó con desesperación una mujer ante los soldados apostados en el control de entrada a la base militar de la Brilat en Figueirido (Pontevedra), donde estaban destinados 12 de los 17 fallecidos en Afganistán. Las cinco víctimas restantes pertenecían al acuartelamiento de El Copero, a unos 15 kilómetros de Sevilla.

El contingente militar de Pontevedra se había movilizado en tres reemplazos, el primero que partió hace 20 días y el último, el pasado viernes 12. En ese turno viajó el soldado por el que se angustiaba aquella mujer que huía de las cámaras mientras repetía con incredulidad: "!Sólo cuatro días!". Así transcurrió la jornada bajo el sol que flagelaba la base General Morillo de Figueirido, a unos cinco kilómetros de Pontevedra. Entraban y salían los coches en cuyo interior se atisbaban rostros llorosos y desencajados huyendo de cámaras y micrófonos. Los parientes de los fallecidos se desembarazaron de los periodistas con la ayuda de los soldados del control. Y los mandos de la base también se atrincheraron en el más estricto mutismo.

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"Conocíamos a algunos de los muertos, claro que sí, pero no estamos autorizados a decir nada", se excusaban los muchachos del retén de guardia. Metida en la garita, una de sus compañeras se enjugaba las lágrimas. Ya a media tarde, un hombre cabizbajo y en bermudas apareció a pie y se dirigió a los soldados:

-Necesito un teléfono de contacto.

-¿Para qué?

-¿Para qué va a ser? Ya se supone.

-¿Qué es lo que se supone?

-¡Que un familiar mío iba en ese puto helicóptero de los cojones!

El hombre abandonó la base media hora después, abatido y malhumorado: "¡No os voy a contar nada! ¡Y no me hagáis decirlo dos veces!".

Dos horas después de que el ministro de Defensa, José Bono, hubiese facilitado los nombres de los fallecidos, algunos familiares de los soldados seguían acercándose a Figueirido para cerciorarse de su suerte. "!Es que no sabemos si están muertos o heridos, ni en cuál de los dos helicópteros iban!", espetaron a los soldados dos jóvenes cuyas quejas enmudecieron en cuanto se acercó el primer periodista.

En su angustia, algunos familiares delegaron en amigos las gestiones para saber qué había pasado con los suyos. "He venido porque me lo pidió una amiga mía, la mujer de uno de los que iban en el helicóptero que se salvó", explicó una chica que no quiso facilitar su nombre. "Lo he llamado yo por teléfono y me ha jurado que no tiene ninguna herida. Pero estaba muy mal. No paraba de decirme: 'Ha muerto fulanito, ha muerto menganito ...".

A última hora de la tarde, acudió a la base el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño. Diez de los 17 fallecidos eran de origen gallego, y seis residían en Pontevedra, entre ellos, el teniente Javier González Hernández. Del cuartel de Figueirido también había partido un militar asturiano y otro madrileño.

El trasiego ante la base gallega contrastó con la escasa actividad observada ayer en el acuartelamiento sevillano de El Copero, sede del Batallón de Helicópteros de Maniobra (BHELMA IV) al que pertenecían los otros cinco fallecidos, entre ellos los dos pilotos y el mecánico del helicóptero accidentado. "Es duro que un compañero fallezca, eso ya no lo vas a cambiar, pero cada profesión tiene su riesgo, también los bomberos, los policías o los carpinteros", lamentó ayer un cabo que se encontraba de guardia.

El capitán David Guitart Fernández y los soldados Pedro Fajardo Cabeza y José Manuel Moreno Enríquez residían en la localidad de Alcalá de Guadaíra, a unos 20 kilómetros de Sevilla. Por esta razón, el Ayuntamiento decretará hoy tres días de luto oficial.

En una de las viviendas del municipio, donde vivía Pedro Fajardo con sus padres y su hermana menor, permanecían las persianas del salón bajadas y en su interior sólo se oía un murmullo. En la penumbra del domicilio, unas 15 personas rodeaban a Pedro y Dolores, los padres del soldado. Como un goteo, vecinos y familiares entraban y salían de la casa. Una vecina recordaba que la quietud que se respiraba dentro se rompía a cada poco cuando Dolores Cabeza se abrazaba a la foto enmarcada de su hijo vestido de militar, y se lamentaba entre lágrimas.

Ese mismo llanto fue el que alarmó a algunos vecinos. "A media mañana, oímos gritar. Salía de la vivienda. Nos acercamos y ya nos enteramos de todo", dijo otro inquilino del inmueble. Dolores acababa de recibir la llamada telefónica de un militar comunicándole la muerte de su hijo. A su marido Pedro, le transmitieron la fatal noticia mientras trabajaba en la fábrica de Roca en Alcalá de Guadaíra. "Hacía pocos días que habían hablado con su hijo y le había dicho que no faltaba mucho para que volviese con un permiso", recordaba el mismo vecino.

Las personas que le conocían señalaban ayer que Pedro Fajardo estaba satisfecho con el trabajo que desarrollaba en Afganistán. "Cuando venía por aquí siempre contaba lo contento que estaba", dijo otra vecina que se acercó a la vivienda. "Pedro ya había comprado un piso, y tenía planes para irse a vivir con su novia", agregó en susurros, asomada a la puerta.

Escenas similares se repitieron a la puerta de la casa familiar del brigada Juan Morales Parra, que pilotaba el Cougar junto al capitán David Guitart. "Sé que la mujer estaba muy preocupada y algo asustada con las misiones especiales de su marido", comentó el alcalde de Mairena del Aljarafe, Antonio Martínez Flores (PSOE).

Juan Morales Parra, de 39 años, estaba casado, tenía dos niñas pequeñas y se trasladó a una urbanización de Mairena del Aljarafe, otra localidad cercana a la capital sevillana, "hace seis o siete años". En la acera opuesta a la vivienda familiar, la prensa contemplaba la entrada de compañeros y familiares del brigada, ninguno de ellos quiso hacer declaraciones. Sólo el capellán de la base militar, irritado: "Hay que respetar el dolor de las familias". Las cámaras dejaron de grabar.

Con información de Alejandro Bolaños y Tereixa Constenla.

Tres soldados atienden a los familiares de las víctimas que se acercaron ayer a la sede de la base de la Brigada Aerotransportable en Figueirido.
Tres soldados atienden a los familiares de las víctimas que se acercaron ayer a la sede de la base de la Brigada Aerotransportable en Figueirido.EFE
Familiares, a la espera de información en la base de la Brilat de Pontevedra.
Familiares, a la espera de información en la base de la Brilat de Pontevedra.EFE

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