Los peritos no hallan señales de ataque y creen que el fuerte viento derribó el helicóptero

El ministro de Defensa, José Bono, ha informado esta mañana desde Afganistán al presidente de Gobierno de que los expertos españoles desplazados con él a este país no han detectado indicios de que el helicóptero, en el que ayer fallecieron los 17 soldados españoles, fuera objeto de un ataque. En cambio, consideran que la "hipótesis más probable" es que el aparato se estrellara a causa de los "vientos fuertes y racheados" que soplaban en la zona. Un cauteloso Bono ha insistido en que, "de momento, no se puede descartar ninguna hipótesis", por lo que se seguirá trabajando "con rigor y certeza".

Posteriormente, en declaraciones a la SER, el ministro ha precisado que, de la reconstrucción de los hechos, se ha podido concluir que el helicóptero siniestrado volaba "a una cota muy baja" por razones de seguridad y, tras remontar una colina, "se precipitó y rozó la tierra con el tren de aterrizaje". "En ese momento debió romperse el rotor de cola, el aparato quedó sin control y, 60 metros después, explosionó", ha indicado el ministro, para apuntar que "se ve una enorme mancha negra que tiene su origen en la combustión" del helicóptero. Al ver la columna de humo, el piloto del helicóptero que iba detrás "consideró que lo prudente era alejarse e hizo un viraje a la izquierda, que aún estoy impresionado de la pericia del piloto ya que las alas estaban muy cerca de las paredes del barranco".

La identificación, en 72 horas

En cuanto a las explosiones escuchadas, Bono ha explicado que el origen es la explosión de la munición que portaba el helicóptero siniestrado a causa del calor. "Hemos visto muchas vainas de cartuchos y muchas balas que habían explosionado por el calor de la combustión. Explotaron por el calor, no por la explosión del arma de fuego", ha subrayado. En la videoconferencia mantenida con Zapatero, de unos 15 minutos, el ministro ha indicado que regresará a España en el mismo vuelo que transporte los restos de los fallecidos. Sobre la identificación de los militares, que efectúa un equipo de patólogos y de la Guardia Civil, ha señalado que estará concluida en 72 horas. En este sentido, Bono ha declarado ya por la tarde a Efe que se está llevando a cabo con "seriedad, máximo rigor y sin prisas" porque los familiares "merecen un trabajo serio".

Bono ha señalado que esta tarde ha visto los cadáveres, una visión que, según ha admitido, no olvidará en toda su vida. Previamente, en el transcurso de la conversación con Zapatero, Bono ha recibido una llamada del presidente afgano, Hamid Karzai, quien le ha agradecido el trabajo de las tropas españolas en aquel país. En la charla, en la que también ha participado el coronel Miguel Moreno al mando de la base de apoyo avanzado de Herat, Zapatero ha expresado su apoyo al contingente español: "Habéis ido bajo la bandera de un país libre y pacífico a defender en otro país paz y libertad". El presidente ha transmitido el "máximo reconocimiento y apoyo" a las tropas desplegadas en Afganistán. "Nos sentimos orgullosos de ustedes", ha dicho Zapatero al coronel Moreno, quien ha subrayado que las tropas españolas están preparadas para seguir cumpliendo la misión de paz que les ha sido encomendada.

El pésame a la viuda

El presidente también ha destacado que "todo el Gobierno y los ciudadanos españoles" están pendientes del trabajo que realizan los especialistas desplazados a la zona "para que se pueda atender con más rapidez y seguridad a las familias de las víctimas que están sufriendo en estos momentos". Bono ha llegado a Camp Arena, la base española en la localidad afgana de Herat, a las 8.16 hora española en un avión Hércules, acompañado de un equipo de investigadores y forenses se encuentran ya en la base española para identificar y repatriar los cadáveres. El ministro ha dado el pésame a la sargento Susana Pérez Torres, destinada en la base y viuda de uno de los militares fallecidos, el sargento Alfredo Franciso Joga.

A continuación, ha conversado con los responsables de la misión y después se ha dirigido a la zona del siniestro, a 22 kilómetros de la base y que está acordonada y protegida por soldados españoles. El ministro también ha visitado en el hospital de la base a los cuatro militares heridos de carácter leve en el aterrizaje forzoso del segundo aparato.