"Creo que yo corrí más peligro"
El astronauta español Pedro Duque, de la Agencia Europea del Espacio (ESA), ha vivido de una forma muy especial la reciente misión del Discovery, la primera desde que otro transbordador, el Columbia, estalló en pleno vuelo en febrero de 2003. Duque (Madrid, 1963) voló en el Discovery en 1998. Entonces su compañero más famoso fue el histórico John Glenn, pero en la tripulación estaba también Steve Robinson, el astronauta que reparó hace unos días por primera vez un transbordador en el espacio. Duque ha estado esta semana en el Centro Europeo de Astronautas, en Colonia, preparándose para colaborar en la próxima misión de su compañero Thomas Reiter en el Atlantis a la Estación Espacial Internacional (ISS). Una misión que por ahora no tiene fecha, tras la decisión de la NASA de suspender los vuelos porque se sigue desprendiendo aislante del depósito principal de combustible durante los lanzamientos. En conversación telefónica, ha comentado la situación.
"El sacrificio de los rusos para mantener su tecnología espacial es muy meritorio. Su plan de llevar pasajeros a la Luna es totalmente factible"
"Hay que resaltar que es la unión lo que permite que los países europeos hagamos grandes cosas en el espacio"
Pregunta. ¿Cómo ha vivido la misión del Discovery?
Respuesta. Con mucho interés, con expectación y con la esperanza de que se consiguieran los objetivos. Hemos sufrido un poco de desilusión porque se ha vuelto a producir la anomalía del aislante, aunque es algo que ha pasado siempre.
P. ¿Pensó que podría haber problemas en la vuelta?
R. La reentrada no me preocupaba especialmente, porque por los informes de que disponía pensé que el peligro que corría esta tripulación del Discovery era menor que el que corrí yo en la otra misión. No lo encaraba con un temor especial sino con el miedo habitual, dado que el riesgo siempre existe.
P. ¿El hecho de que el problema persista quiere decir que no se han hecho las cosas bien?
R. Todo este tema es muy difícil. Aunque se haya puesto a 10.000 personas a trabajar en el problema durante año y medio sólo se ha conseguido una reducción del 80% de los trozos de espuma que se desprenden del tanque. Es que en el espacio se trabaja con unos márgenes de error pequeñísimos, y además, no todo es posible en ingeniería. A veces hay que dar marcha atrás y buscar otra solución. Todos sabemos que si se hubiera puesto una tela metálica alrededor del tanque no se desprendería nada, pero sería demasiado peso.
P. ¿El alto riesgo es inherente por ahora a los programas espaciales?
R. Es cientos, o miles, de veces más arriesgado montarse en un cohete que en un avión comercial. Se puede reducir el riesgo con mejoras en la tecnología pero hay un límite, y entonces hay que cambiar la tecnología a otra nueva. Hay que poner a los ingenieros más capaces a pensar y cuesta mucho dinero. También es cierto que tampoco se gasta tanto dinero en el espacio; si comparamos, el proyecto de Avión de Combate Europeo ha costado 100.000 millones de euros. Y además queda luego el poso de la tecnología, que se utiliza para resolver problemas de productos de la vida cotidiana.
P. ¿Cómo calificaría lo que han hecho los astronautas del Discovery?
R. Creo que han hecho un trabajo muy bueno, especialmente los dos que realizaron los paseos espaciales. Steve [Robinson], concretamente, que voló conmigo en 1998, es un ingeniero muy metódico, totalmente de fiar. Hay que resaltar que han cambiado un giróscopo de la estación, un aparato que es más grande que ellos. En las prácticas en la piscina en esa operación se suda.
P. ¿Cómo ve el futuro de los transbordadores? ¿Es posible que se retiren antes de 2010?
R. Hay que esperar a los datos que se obtengan del análisis que están haciendo ahora. A la NASA no le falta tanto para arreglar el problema y probablemente será una cuestión de meses que lo logren.
P. ¿Cree que la ISS va a seguir adelante y que se pondrá en órbita el módulo europeo Columbus?
R. Yo personalmente creo que sí y que los europeos tendremos unos cuantos años de fructífero trabajo científico en él, pero es muy difícil predecir lo que va pasar.
P. ¿Qué opina del papel actual de Rusia en la estación, que depende de sus naves?
R. Rusia ha adoptado la política de cumplir todos los compromisos que tiene pero nada más y me parece muy bien. En Rusia se tiene a mucho orgullo cumplir los contratos pero también esperan que el resto de los socios lo hagan. Se han comprometido con la NASA a suministrar un número de naves para la ISS y para que suministren más hará falta un nuevo contrato.
P. La tecnología espacial rusa ha demostrado en estos años que sigue siendo muy fiable a pesar de la crisis del país.
R. Lo están haciendo muy bien. Les ha costado mucho sufrimiento mantener la tecnología durante todos estos años. La gente ha tenido que trabajar por las noches en pluriempleos para poder trabajar durante el día en el programa espacial y ahora están recogiendo los frutos. El sacrificio que han hecho para mantener sus compromisos cuando no había ni un duro es muy meritorio y creo que se merecen un respiro y ganar algo de dinero. La industria rusa está vendiendo motores para los cohetes estadounidenses y sus propios cohetes Proton están bien situados en el mercado. En los vuelos tripulados los frutos comerciales son más modestos pero tienen derecho a ellos.
P. Estados Unidos no parece predispuesto a contar con Rusia para el nuevo vehículo espacial que sustituiría al transbordador
R. La atmósfera en EE UU no es muy de cooperación. El nuevo vehículo se ve como algo tremendamente estratégico. Las tecnologías que se desarrollen, si tienen éxito, llevaran a los primeros humanos más allá de la Luna y eso lógicamente tiene mucho que ver con lo que siempre dicen los dirigentes estadounidenses sobre el espacio, que se trata de demostrar la preeminencia de su país.
P. ¿Y usted se embarcaría en un viaje a la Luna de los que va a ofrecer Rusia a quien pueda pagar 80 millones de euros?
R. Pues sería muy bonito. Es totalmente factible, porque todos los sistemas en una Soyuz están preparados para funcionar hasta 30 días; la nave se diseñó en principio para ir a la Luna y no existe problema para la reentrada. Y antes de empezar a cobrar supongo que habría que hacer al menos un vuelo sin tripulación y otro con tripulación, pero no comercial.
P. Usted ha viajado también en Soyuz, a la ISS. ¿Cómo sería el vuelo?
R. Dicen que irían solo el piloto y el pasajero, pero yo creo que podrían ir tres perfectamente. Sería algo incómodo, el cuarto de baño es espartano y la comida, en principio, fría, pero la nave tiene una ventana grande y dos pequeñas. La Luna se vería muy bien.
P. ¿Qué le ilusiona especialmente del programa espacial europeo en la actualidad?
R. Además de la ISS y del programa de exploración planetaria con vehículos automáticos, estamos ilusionados en el proyecto de un vehículo conjunto con Rusia, que ellos llaman Clipper. Sustituiría al Soyuz, podría llevar seis personas a la estación. Nos interesa la tecnología de reentrada. Y en 2006 está previsto que se lance el primer vehículo automático ATV que creemos que dejará con la boca abierta a más de uno. Hay que resaltar que el programa espacial es un elemento muy importante en la unión de los países europeos, es la unión lo que permite que hagamos grandes cosas en el espacio.
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