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Toledo sacrifica al nuevo canciller para intentar resolver la crisis política en Perú

El presidente prevé anunciar la formación de un Gobierno sin la presencia de Olivera

El presidente peruano, Alejandro Toledo, decidió deshacerse de su aliado Fernando Olivera, recién nombrado ministro de Asuntos Exteriores, para conjurar la peor crisis de su Gobierno, producida por el rechazo sin precedentes que ha provocado la designación del nuevo canciller. En la medianoche del viernes (hora local), Toledo aceptó la renuncia del primer ministro, Carlos Ferrero, y anunció una recomposición del Gabinete. Aún no se conoce el nombre del nuevo jefe de Gobierno, pero ya se da por sentado que Olivera no integrará el próximo equipo.

Olivera intentó aferrarse al cargo hasta el último momento. Ello, a pesar de que la explosión de críticas hacía evidente que un gabinete con su presencia no sería ratificado, como lo exige la Constitución, por el Congreso. A última hora de ayer, el ex canciller finalmente anunció que no volvería a formar parte del Gobierno del presidente Toledo, y añadió que ningún integrante de su partido, el Frente Independiente Moralizador (FIM), participará en cargo alguno en el actual gabinete.

El ex ministro de Exteriores atribuyó al ex presidente del Consejo de Ministros, Carlos Ferrero, haber planeado un "asesinato político" en su contra al renunciar con todo el gabinete después de que se confirmara su entrada en el Gobierno, el jueves pasado.

Para Toledo, el siguiente paso será intentar salvar la alianza entre su partido, Perú Posible, y el FIM liderado por Olivera, en aras de mantener la precaria mayoría en el Parlamento. El ministro de Trabajo saliente, Juan Sheput, salió al frente ayer para evitar la ruptura. "Fernando Olivera y su agrupación nos han dado respaldo político en momentos difíciles. Yo no me voy a sumar a la trituración política de Olivera. Es una persona que ha sacrificado su capital político en defensa del presidente Toledo".

La crisis que en principio parece empezar a cerrarse, se desató cuando el ex jefe de Gobierno, Carlos Ferrero, sorprendiendo a Toledo y a su flamante titular de Exteriores, renunció irrevocablemente, tras la designación del líder del FIM como canciller. Su decisión implicó la dimisión de todos los ministros, incluido el flamante y fugaz canciller.

El congresista Gustavo Pacheco, fiel escudero de Olivera, lo dijo claramente: "No estaba en nuestro código que el primer ministro renunciara. La víspera a la designación estuvieron juntos Toledo, Ferrero y Olivera. Uno espera esto de los enemigos. Nunca de los hermanos. Nunca de los amigos", concluyó, visiblemente dolido.

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La andanada de críticas al nombramiento llegaron no sólo de la oposición, sino del propio partido de Gobierno, a través del congresista Jorge Mufarech, quien advirtió de que su partido, Perú Posible, no daría su voto de confianza a ningún gabinete que incluyera al líder del FIM.

Por su parte, Lourdes Flores y Alan García, líderes de los principales partidos de oposición, dijeron que Olivera debe apartarse del poder por el bien del país.Flores, presidenta del conservador Partido Popular Cristiano arremetió, además, contra el ex jefe de Gobierno. La serie de vacíos del poder generados por la debilidad de la investidura presidencial que no fue cubierta por Carlos Ferrero, dijo, generaron un cada vez mayor protagonismo del FIM.

Por otro lado, el líder del APRA, Alan García, calificó de nefasta la alianza FIM-Perú Posible. "Esta alianza de dos personas -Alejandro Toledo y Fernando Olivera- hundió todo el sistema político. En cuanto se juntan la maldad, la mentira y el odio nada duradero se puede construir a partir de ello". García, además, exhortó al presidente peruano a nombrar un Gabinete de consenso con personalidades independientes y que garantice la neutralidad de las elecciones generales del abril próximo.

Por estos días los medios hacen continuas referencias a los contradictorios datos políticos de Olivera, un antiguo defensor de derechos humanos, denunciante de la corrupción del gobierno del APRA en los años ochenta, combatiente del régimen de Fujimori de los noventa y luego impopular aliado de Toledo. Durante su última fase como embajador peruano en España, estaba tan poco en su oficina de Madrid y tanto en Lima que se ganó el mote de Oliberia.

[Por otra parte, un juez presentó nuevas acusaciones contra la hermana del presidente Toledo, por su presunta participación en un fraude electoral, informa Europa Press. De esta manera, Margarita Toledo, en arresto domiciliario desde enero, no podrá salir en libertad. Toledo está acusada de falsificar firmas para la inscripción del partido Perú Posible de cara a las elecciones de 2000].

Toledo (izquierda) y Olivera, en la toma de posesión del canciller.
Toledo (izquierda) y Olivera, en la toma de posesión del canciller.EFE

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