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Reportaje:

Dos meses en huelga de hambre

Reporteros Sin Fronteras denuncia la situación del periodista iraní Akbar Ganji, encarcelado desde 2000

Francesco Manetto

"Concentrando todas las miradas hacia tu lecho del hospital, has obligado al mundo a mirar de frente los sufrimientos de Irán". Con estas palabras, el secretario general de Reporteros Sin Fronteras (RSF), Robert Ménard, se dirigía públicamente el pasado lunes al periodista iraní Akbar Ganji para pedirle que finalizara su huelga de hambre.

Ganji dejó de comer hace 63 días para pedir libertad sin condiciones tras pasar más de cinco años en la cárcel de Evine, en Teherán. El 17 de julio, sin fuerzas y en estado casi permanente de inconsciencia, fue trasladado a un hospital. Desde entonces, la policía le prohíbe recibir las visitas de sus abogados, mientras que su mujer no consigue verle desde hace una semana.

El delito de Ganji consistió en publicar una investigación acerca de las circunstancias de la muerte de intelectuales y escritores reformistas iraníes asesinados en 1998. Sus artículos implicaban directamente a varios funcionarios públicos y altas autoridades del Estado. Ganji fue arrestado en abril del año 2000 bajo una orden del llamado tribunal revolucionario, que en Irán investiga los delitos de lesa majestad. Cuatro días después, la justicia iraní suspendió la publicación de Sobh-é-Emrouz (Hoy por la mañana), el diario en el que trabajaba. Los jueces del tribunal revolucionario le condenaron a 10 años de cárcel. A pesar de que el Tribunal Supremo iraní anuló esta sentencia, el entorno de Said Mortazavi, fiscal de Teherán, consiguió en 2001 que el periodista permaneciera detenido y le redujo la pena a seis años de prisión.

Hace ya dos años que, en aplicación de la ley islámica, Ganji podría estar en libertad, y, sin embargo, la justicia se niega a concederle ese derecho. Según denuncia RSF, además, los ultraconservadores de Irán, temerosos de que Ganji se convierta en un mártir para la prensa reformista, intentan ahora manipular la opinión pública y califican de "suicida" al periodista.

Catorce premios Nobel han firmado en los últimos días una petición que exige la liberación inmediata de Ganji. Entre ellos se encuentra Shirin Ebadí, abogada del reportero y premio Nobel de la paz en 2003, quien destacó recientemente durante una visita a Londres que todos sus esfuerzos han sido hasta ahora infructuosos.

Durante la última campaña presidencial iraní, las autoridades liberaron de forma provisional a Ganji para que fuera sometido a un control médico. En opinión del periodista iraní Masud Behnud, se trató de una medida de propaganda electoral "para incitar a la gente a votar". "Me dijo en un debate en la BBC que haría huelga de hambre indefinida en caso de volver a la cárcel. Unas horas después, los funcionarios penitenciarios irrumpieron en su pequeña casa en el norte de Teherán y se lo llevaron", denuncia Behnud en un artículo publicado el 18 de julio en el diario electrónico Open Democracy.

RSF, que aboga por que algún familiar pueda constatar directamente si el periodista sigue en huelga de hambre o no, denunció hace unos días que agentes de la Fiscalía de Teherán saquearon el domicilio del reportero, maltratando e insultando a su esposa e hija. "Esperamos tus noticias con impaciencia", le pide Ménard apesadumbrado en su carta. Ya no hay tiempo que perder, porque "sin una intervención inmediata, Akbar Ganji morirá".

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Sobre la firma

Francesco Manetto
Es editor de EL PAÍS América. Empezó a trabajar en EL PAÍS en 2006 tras cursar el Máster de Periodismo del diario. En Madrid se ha ocupado principalmente de información política y, como corresponsal en la Región Andina, se ha centrado en el posconflicto colombiano y en la crisis venezolana.

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