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El fracaso de una reforma clave fuerza al primer ministro japonés a convocar elecciones

Junichiro Koizumi pierde el respaldo de una facción de su partido y disuelve el Legislativo

Junichiro Koizumi procedió ayer a la disolución del Legislativo y la inmediata convocatoria de elecciones generales, tras la estrepitosa derrota que sufrió en el Senado su propuesta de reforma del sistema postal. El primer ministro japonés, en plan llanero solitario, se empeñó en la privatización de la mayor caja de ahorros del país (y del mundo) convencido de su importancia para la modernización de la economía. Koizumi valoró mal sus fuerzas, se desligó de las corrientes más críticas del gobernante Partido Liberal Democrático (PLD), y perdió la batalla.

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Por 125 a 108 votos, la Cámara de Consejeros que tradicionalmente se limita a refrendar las decisiones de los diputados, echó por tierra la piedra angular de la política económica del Gobierno. Nada más producirse la votación, Takenori Kanzaki, líder del partido Nuevo Komeito (aliado del PLD), se reunió de urgencia con el primer ministro. Kanzaki dijo después a la televisión NHK que las elecciones se celebrarán el 11 de septiembre y que el 30 de agosto arrancará oficialmente la campaña electoral.

Kanzaki reconoció que la derrota había sido mayor de lo esperado pero indicó que su partido está en contra de acudir a las urnas. El tremendo desgaste y la división en las filas del PLD que ha supuesto la reforma postal tienen bastantes posibilidades de traducirse en un varapalo histórico de los votantes. Koizumi, que es también líder del partido, no quiere escuchar que el 72% de los japoneses se opone a su reforma y puede encontrarse con que los votantes también le vuelven la espalda.

La Bolsa de Tokio se desplomó nada más comenzar la jornada pero en la sesión de la tarde se recuperó y ganó un 0,10% al cierre. El servicio postal es un conglomerado que cuenta con la mayor caja del mundo, emplea a un millón de japoneses y es el mayor comprador de deuda pública, con cerca de 140 billones de yenes (unos 1,1 billones de euros) en bonos públicos. "No hay justificación. Esto es como un suicidio", dijo a los periodistas el diputado del PLD Housei Norota, al señalar su malestar por la decisión de Koizumi de disolver la Dieta (Cámara baja) en lugar de presentar la dimisión. Esta misma opinión expresada por el ministro de Agricultura y Pesca, Yoshinobu Shimamura, durante la reunión mantenida por el pleno del Gobierno, le valió el cese fulminante. Shimamura indicó que no era el único que se oponía a la decisión del primer ministro.

En esa reunión, Koizumi amenazó a Shimamura y a los 37 diputados del PLD que votaron el pasado 5 de julio contra la reforma postal (otros 14 se abstuvieron) con no permitirles ir en las listas electorales de septiembre. En la Cámara baja, donde la coalición gobernante tiene 250 de los 480 escaños, la propuesta pasó raspando por 233 a 228 votos. Ya entonces, la rebeldía de los diputados desató la ira del primer ministro, que de inmediato destituyó a cuatro viceministros, incluido el de Justicia, Makoto Taki, y representantes del Gobierno en la Cámara.

Diputados díscolos

Según la legislación nipona, las elecciones generales deben celebrarse en el curso de 40 días tras la disolución del Parlamento. Pero el PLD ha quedado en una situación tan lamentable que ha precipitado la convocatoria para no dar tiempo a los demás partidos a prepararse. No se descarta que los diputados díscolos formen otro partido, sobre todo si Koizumi lleva a término su amenaza de no incluirles en las listas.

El PLD dirige Japón desde hace casi medio siglo, con excepción de un lapso entre 1993 y 1996, cuando gobernó una débil coalición de diversos partidos. Durante años, el servicio postal ha financiado grandes proyectos públicos y, además, con su sistema de poderosos sindicatos, ha sido una cantera de votos para los liberales. Koizumi indicó que utilizaría la privatización postal como punta de lanza de una más amplia reforma administrativa que acabe con la burocracia que atenaza a este país.

El Partido Democrático de Japón (PDJ), que con 175 escaños es la principal fuerza opositora, se opone a la reforma porque asegura que supondría la pérdida de decenas de miles de empleos y la creación de un gigantesco conglomerado cercano al Gobierno -que podría comprar acciones cuando salieran a Bolsa- que ofrecería servicios postales, financieros y de distribución al margen de las leyes de libre mercado. El PDJ se encuentra en su mejor momento político, como demostraron las elecciones a la mitad del Senado del pasado año, en donde llegó a superar en número de votos a los liberales en algunos de los escaños de representación proporcional.

El líder del PDJ, Katsuya Okada, en una entrevista en Tokio hace tres semanas, criticó duramente a Koizumi por gobernar al margen de la población y consideró prioritarias a la privatización de la caja postal, la reforma fiscal y la de la seguridad social.

Junichiro Koizumi (derecha) y el ministro de Finanzas saludan tras la disolución de la Cámara baja.
Junichiro Koizumi (derecha) y el ministro de Finanzas saludan tras la disolución de la Cámara baja.REUTERS

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