La oposición critica la pasividad de la policía vasca y exige al PNV que frene la 'kale borroka'

La sucesión en los últimos meses de las agresiones terroristas en su doble frente -violencia callejera y bombas- ha hecho saltar las alarmas en la dirección nacionalista. Sus portavoces no quieren polemizar públicamente con los dirigentes de Batasuna, pero en el PNV se ve con preocupación la escalada verbal de ese entorno -incluyendo ataques contra sus sedes- junto a las acciones de kale borroka, crecientes en número y virulencia, y a los últimos atentados con explosivos. Fuentes de la ejecutiva peneuvista creen que algunos de esos ataques se han realizado de manera selectiva contra sus intereses. Tampoco dejan de lado la extorsión económica de ETA, que, al generalizarse, afecta a buen número de sus afiliados.

La inactividad policial recuerda a PP y PSE otras épocas de casi total impunidad

Los partidos no nacionalistas, mientras, critican la pasividad de la Ertzaintza, su imprevisión, pese a la evidente reactivación desde primavera del terrorismo callejero, y la ausencia de detenciones después de los actos vandálicos. La oposición exige eficacia. El PNV teme por la credibilidad del nuevo rumbo que, se asegura, se quiere imprimir a la gestión del Departamento de Interior.

En la dirección peneuvista se ven como una "presión directa" algunas de las últimas acciones de ETA y su entorno para "reconducir" el rumbo que les aleja del camino común recorrido en etapas anteriores. Sobre la actuación de la Ertzaintza, se justifica por la ausencia de información operativa, fruto de la práctica desaparición de la kale borroka en los últimos tiempos. El rebrote, su intensidad al menos, les ha sorprendido.

La política de minimización del terrorismo callejero de algunos dirigentes nacionalistas, como el alcalde de Getxo, Iñaki Zarraoa, la última localidad objetivo del vandalismo, no es compartida por otros responsables del PNV. Las fuentes consultadas por este periódico ven con "gran preocupación" el riesgo de volver a un escenario de ocupación de la calle como estrategia de presión etarra, aunque la banda mantenga una estrategia de "baja intensidad" en sus acciones armadas. "Esto contamina el intento de avanzar decididamente hacia un proceso de paz", indicaron las mismas fuentes.

La inactividad en el frente callejero fue constatada hace apenas tres meses por el propio comisario de Derechos Humanos del Consejo de Europa, Álvaro Gil-Robles, en su visita a Euskadi para realizar un informe en este campo. Su investigación anterior, efectuada en 2001, criticaba la práctica "impunidad" de los terroristas callejeros por la "pasividad" de la Ertzaintza. Este recuerdo ha provocado la reacción de los representantes del PP y el PSE. Ambas fuerzas pedirán explicaciones al consejero de Interior, Javier Balza, y han solicitado una mayor actuación de los efectivos policiales.

Los populares van más lejos y quieren censurar al alcalde de Getxo, Iñaki Zarraoa. El PP guarda un listado con los "frentes" que el primer edil tiene abiertos y cree que el principal problema del municipio es el propio alcalde, por lo que se merece una moción de censura. Aunque los socialistas ven razones para ella, necesitarían también el apoyo de Ezker Batua, que ya ha rechazado darlo. Las iniciativas de Zarraoa, cuestionado también en sectores de su propio partido, "han colmado la paciencia de los demócratas", según el PP.