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INVESTIGACIÓN DEL 'CASO ROQUETAS'

Dos testigos vieron cómo los agentes daban "golpes" y "patadas" al agricultor

La muerte de Juan Martínez Galdeano se produjo en el patio de la casa-cuartel de la Guardia Civil de Roquetas de Mar, al aire libre y a poca distancia de algunos establecimientos.

Además de lo recogido por las cámaras de las propias instalaciones militares, varias personas observaron lo ocurrido desde locales, aunque no todas han salido a la luz. Dos testigos, la empleada de una cafetería y la propietaria de un comercio, describieron ayer las escenas violentas que observaron el domingo 24 de julio, cuando ocurrió el suceso.

María, que trabaja en una cafetería situada en diagonal al edificio militar, explicó ayer que en ningún momento divisó el cuerpo de Martínez Galdeano, que estaba tapado por el pequeño muro de la parte delantera del cuartel al estar en el suelo, pero que distinguió con claridad "a dos o tres pataleando y dando puñetazos". "Lo más impactante", aseguró la empleada del bar, "fue ver cómo uno se le tiraba encima para tratar de reanimarlo, porque pensé que se le había ido de las manos".

Los intentos de recuperación del detenido se prolongaron, según esta testigo, durante unos 20 minutos. Ella calcula que todo el episodio se prolongó durante una hora, que comenzó con "movimiento, empujones y tirones". La trabajadora del bar, que saludó ayer a algunos familiares del fallecido, declaró que en el momento del suceso había ocho personas dentro de la cafetería, a las que animó a declarar sin temor, si bien confesó: "Ahora mismo tengo miedo".

Frente al cuartel también está el comercio de Fátima, una inmigrante marroquí que abrió la tienda hace cinco años. Desde su negocio observó parte de lo ocurrido en el patio del cuartel. "Le escuchaba llorar y gritar, decía ¡ayúdenme! y ¡socorro!", detalló ayer. "Vi a tres o cuatro personas que le empujaban dentro, él no quería entrar y vi que uno le pegaba con un palo negro", agregó. La comerciante también distinguió que uno de los agentes "tenía puesto un guante blanco".

El resto de las tiendas de alimentación, así como la biblioteca municipal, que se encuentran frente al cuartel, se encontraban cerradas el domingo del suceso.

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