Mohamed VI acusa a Argelia de violar la legalidad internacional
Más de 400 presos de guerra marroquíes siguen en manos del Polisario
El rey Mohamed VI subrayó ayer, veladamente, la responsabilidad de Argelia en el conflicto del Sáhara Occidental. En su discurso más importante del año, el del Trono, que conmemora el aniversario de su entronización, el monarca alauí mencionó, por primera vez, la responsabilidad de su vecino en el encarcelamiento de 404 prisioneros de guerra marroquíes "en territorio argelino" y en el confinamiento de los refugiados saharauis en Tinduf.
Como en años anteriores, el soberano pronunció su discurso en Tánger, donde pasa parte del verano desde que subió al trono hace seis años. Buena parte de su alocución, retransmitida en directo, estuvo dedicada al Sáhara, un asunto que acapara la atención de las autoridades marroquíes sobre todo desde las manifestaciones de mayo en El Aaiún.
Mohamed VI no mencionó la decisión -anunciada por el líder del Frente Polisario, Mohamed Abdelaziz, tras entrevistarse en Madrid con el presidente José María Aznar- de liberar a los presos marroquíes aunque sin precisar la fecha. Aludió, no obstante, a ella al rechazar "el mercantilismo político descaradamente oportunista" que Abdelaziz hace de este asunto.
El monarca recordó que los militares marroquíes padecen esta "situación dramática" de cautiverio "en territorio argelino, en flagrante violación de las reglas más elementales del derecho humanitario internacional".
Mohamed VI evocó también, por primera vez, la suerte de las decenas de miles de refugiados saharauis instalados en campamentos en el suroeste de Argelia, a los que se "impone un cerco injusto", porque carecen de libertad de movimiento.
"Esas personas no son tratadas como refugiados", afirmó, "porque al Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados se le impide supervisar los campamentos, censarlos, comprobar su identidad y porque se les priva del derecho a regresar libremente a su madre patria [Marruecos]".
La diplomacia marroquí intenta, estos últimos tiempos, poner aún más en evidencia ante la ONU la responsabilidad argelina en esta "tragedia", y alienta la convocatoria de manifestaciones ante las embajadas de Argelia en Europa y Canadá, pero nunca, hasta ahora, el rey la había señalado en sus discursos.
Elogios a la policía
Desde que, hace 13 meses, dimitió James Baker como enviado especial del secretario general de la ONU para el Sáhara, el presidente argelino, Abdelaziz Buteflika, ha llevado a cabo una ofensiva para, según fuentes diplomáticas argelinas, "obligar a la comunidad internacional a tomar cartas en un asunto que está empantanado".
Pese a las críticas a las que la actuación policial ha dado lugar en el Sáhara -Amnistía Internacional pidió una investigación-, Mohamed VI hizo un encendido elogio de "la vigilancia, la firmeza, la sangre fría y el apego al respeto de la ley" por parte de las fuerzas de seguridad.
El monarca anunció también una respuesta política, y no sólo represiva, a las protestas acaecidas en la ex colonia española. Anunció "una reestructuración del Consejo Real Consultivo para los Asuntos del Sáhara" para incorporar a las "fuerzas vivas" de la zona, es decir a saharauis promarroquíes.
Creada en septiembre de 1999, tras la primera revuelta de El Aaiún durante su reinado, esta institución ha tenido hasta el momento una actividad clandestina. A partir de ahora, deberá hacer propuestas y promover "las provincias del sur".
Marruecos está, según su rey, "siempre dispuesto a iniciar negociaciones serias para alcanzar una solución política consensuada y definitiva al conflicto artificial del Sáhara", al que acepta otorgar una "autonomía" en el marco de su "unidad nacional".
Taieb Fassi-Fihri, número dos de la diplomacia marroquí y el hombre que de verdad la dirige, entregó hace 18 meses en la ONU un tímido plan de autonomía para el Sáhara, en parte inspirado en el modelo español. Pese a algunos llamamientos, como el que hizo a principios de mes el diario Le Matin pidiendo "la aplicación inmediata de la autonomía", Rabat no se anima a ponerla en práctica.
Misión para los islamistas
De Rabat salen estos días delegaciones compuestas por ministros, dirigentes políticos y parlamentarios rumbo a Chile, Perú, Angola o Arabia Saudí.
Su objetivo es tratar de ganar adeptos en la comunidad internacional para el enfoque marroquí sobre el Sáhara, después de que Argelia lleve un año marcando puntos.
África del Sur y Kenia, dos pesos pesados en África sub-sahariana, y también Zambia, han establecido recientemente relaciones diplomáticas con la entidad creada por el Frente Polisario.
Por primera vez, el palacio real marroquí ha pedido la colaboración, en esta ofensiva diplomática, de los islamistas moderados del Partido de la Justicia y del Desarrollo, principal fuerza de oposición.
Su secretario general, Saed el Othmani, fue recibido por el ministro del Interior, Mustafá Sahel, y por Taieb Fassi Fihri, principal artífice de la política exterior marroquí.
El siguiente paso para demostrar el consenso nacional sobre el Sáhara, podría ser, según especula la prensa, la creación de un Gobierno de unidad nacional en el que entrarían los islamistas.
Sólo un pequeño partido extraparlamentario, Vía Democrática, se ha negado a participar en las consultas con emisarios de palacio sobre el territorio en disputa. "La opinión pública y los partidos se ciñen a un papel de apoyo incondicional a las decisiones oficiales", se lamentó Abdelá Elharif, dirigente de esa formación.
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