Londres busca una fórmula para que Turquía reconozca a Chipre

Para despejar el último gran inconveniente legal que impide el inicio de las negociaciones de adhesión entre Turquía y la Unión Europea, el Reino Unido, que preside el club este semestre, expuso ayer las posibilidades de que Ankara firme esta semana el Protocolo de Ankara, el acuerdo aduanero que debe suscribir con los Veinticinco, Chipre incluido, lo que supondría, de hecho, el primer reconocimiento turco de la existencia de ese país.

Los primeros ministros británico y turco, Tony Blair y Recep Tayyip Erdogan, respectivamente, se reunirán mañana en Londres para intentar cerrar el acuerdo. Erdogan entregará a Blair una declaración que el Gobierno turco quiere añadir a ese protocolo. Si el texto es asumido por los Veinticinco, el Protocolo podrá ser firmado mañana mismo en Bruselas por los embajadores británico -en nombre de la UE- y turco. El embajador británico ante la UE, John Grant, explicó ayer a sus homólogos que Londres intenta evitar que la declaración turca no incluya que la firma del protocolo no significa el reconocimiento de la República de Chipre. Hasta ahora, Ankara se ha resistido a firmarlo.

Otra fórmula manejada también en la UE consiste en que los Veinticinco firmen el protocolo y lo envíen al Gobierno turco, que tendría que asumir en solitario la responsabilidad de suscribirlo o no. Los embajadores vieron ayer con escaso optimismo un posible acuerdo rápido.

El Gobierno británico pretende resolver cuanto antes este problema, dado que el inicio de las negociaciones con Turquía es el punto político clave en la agenda de su presidencia semestral, un objetivo avalado con fuerza desde Washington. En diciembre, los jefes de Estado y Gobierno de la UE acordaron que esas negociaciones se inicien el 3 de octubre, pero lo supeditaron a que Ankara firme ese protocolo. En las últimas semanas, sin embargo, el no de Francia y Holanda a la Constitución europea ha añadido nuevos problemas porque, según los sondeos, un significativo número de noes encerraba un rechazo a la entrada de Turquía en la Unión.El último Eurobarómetro recogía que el 52% de los europeos se opone al ingreso de Turquía, que sólo es apoyado por el 35%. Turquía lleva más de 30 años llamando a la puerta de la UE. Junto con los recelos que levanta ese país musulmán de más de 70 millones de habitantes, el hecho de que desde 1974 ocupe militarmente el tercio norte de Chipre se ha convertido en uno de los grandes obstáculos que dificulta la apertura de conversaciones.