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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

Sobre Robert Fisk

Si Enrique Krauze hubiese seguido con atención la ejemplar trayectoria periodística de Robert Fisk en Oriente Medio, y si se fijara algo más en los hechos, quizás no le consideraría representante de "una corriente de opinión que, olvidando la cronología (el 11-S fue anterior a Irak), responsabiliza por entero a los Gobiernos de Bush y Blair del terrorismo internacional" ('¿Qué piensan los terroristas?', EL PAÍS, 22 julio 2005).Lo cierto es que Fisk lleva décadas denunciando ejemplarmente los atropellos de EE UU y el Reino Unido en Oriente Medio. Al decir que "el 11-S fue anterior a Irak", Krauze insinúa el habitual pretexto de que estas atrocidades surgieron de la nada. Quizás le interesen los sugestivos análisis históricos de Fisk sobre el golpe de Estado de 1953 en Irán, organizado por la CIA y el MI6, dando lugar a 25 años de la tiranía del sha; o quizás le interesen las muchas alusiones de ese periodista a la financiación de EE UU y Gran Bretaña a los muyahidin en Afganistán desde 1979, esos extremistas, incluido el propio Bin Laden, reclutados y armados por Occidente para combatir a los soviéticos, y que se convertirían luego en la base operativa de Al Qaeda, como también recogen Gilles Keppel o Jason Burke (a los que alude Krauze como "estudiosos serios").

Al articulista también le interesarían los numerosos artículos en los que Fisk ha recordado a sus lectores que muchos de los actuales miembros de la Administración de Bush apoyaron a Sadam Husein durante sus peores atrocidades en los años ochenta. Y ha hecho hincapié en el hecho de que Irak es la 2ª reserva petrolífera mundial, como también ha informado sobre las 4 bases militares permanentes que EE UU está construyendo en el país, todo ello gestionado desde su Embajada en Bagdad.

Fisk no responsabiliza "por entero" a nadie, más bien se pregunta por las causas de estos actos, nos da a conocer las horribles consecuencias para los más agraviados y deposita enormes responsabilidades sobre su Estado y sobre Occidente -un ejercicio de racionalidad y honestidad elementales si queremos mirarnos al espejo, superar la ignorancia y mejorar el mundo-.

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