_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Conveniente

Ni son nuevas ni son distintas, pero las últimas declaraciones del presidente Chaves sobre el Estatuto catalán han provocado que algunos hayan dramatizado, quizás en exceso, el debate que en el seno del PSOE se está produciendo sobre las reformas estatutarias. Aunque lo dramático sería precisamente la ausencia de debate. El presidente andaluz en la reunión de la ejecutiva federal del PSOE mantuvo sus palabras ante el ministro Montilla, al que lejos de pedirle perdón le vino a decir que sentía mucho que hubieran sentado mal en el PSC pero que lo que dijo era lo que pensaba. Eso no es pedir perdón, es reafirmarse. La firmeza de Chaves provocó, entre otras cosas, que se anunciara la solicitud de Maragall de una cumbre con el presidente de la Junta. Tampoco es nuevo. Desde hace tiempo se viene hablando de un próximo encuentro entre ambos para tratar de conseguir acuerdos sobre las reformas. Que los dos presidentes hablen, es bueno; que Zapatero pretenda que el debate no sea demasiado estrepitoso, es natural; que dentro del PSOE se alcen voces críticas, ahora que se está a tiempo, puesto que el Estatut está en proceso de negociación entre las fuerzas políticas catalanas, es necesario. No sólo es conveniente que en el seno del PSOE haya debate, sino que es seguro que los ciudadanos, de cuya madurez y serenidad nadie está autorizado a dudar, agradecen que se produzca públicamente, porque estamos hablando de algo tan fundamental como el modelo de Estado que, por cierto, está definido y por tanto tampoco es que se estén planteando reformas de vértigo sobre el vacío. No dramaticemos, el Estado es fuerte porque el pueblo español con su voluntad democrática lo hace fuerte y es la abrumadora mayoría del pueblo español la que está bien en el Estado que nos hemos dado y la que aceptará reformas, siempre que no rompan lo que entre todos hemos hecho para vivir en el Estado más igualitario, más libre, más democrático y mejor organizado de toda nuestra historia. Eso es lo que sabe el pueblo español y lo que deben saber los que juegan a tensar una cuerda que, y eso también es seguro, al final nadie se va a atrever a romper. El sentido de supervivencia política, es decir, del sustento que dan los votos, es lo que más desarrollado tienen los partidos políticos.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_