Andrés Trapiello reivindica la lectura del la obra cumbre de Cervantes como "fuente de conocimiento y entretenimiento"
"Una de las cosas más curiosas de mi presencia en Vitoria, invitado por la fundación Santa María para hablar de El Quijote, es que en toda la novela sus protagonistas jamás entran en una iglesia", comentó ayer divertido el escritor Andrés Trapiello en la capital alavesa. El escritor leonés, autor de Al morir don Quijote, inauguró ayer el ciclo de actos que ha preparado esta institución con motivo del cuarto centenario de la publicación de la primera parte de la novela de Cervantes. Trapiello trató en todo momento de rescatar el Quijote de la pedantería de los filólogos y reivindicó la novela como fuente de conocimiento y entretenimiento. "Dicen que en este cuarto centenario es cuando más limpio está el libro, desde el punto de vista de la calidad filológica del texto, pero también creo que es cuando peor se está entendiendo. Como esa descalificación de la novela por su crueldad. A quién se le ocurre: el Quijote recoge todo lo que ocurre en la vida", comenta el autor de Los amigos del crimen perfecto. "Creo que es el viaje de una suprema debilidad [la locura] encaminada a una suprema fortaleza", añade.
Don Quijote sale fortalecido de todas las burlas que sufre. "Cervantes nos hace ver que la verdad está en manos de aquel que es enteramente libre", dice Trapiello y pone por ejemplo: "No importa que los gigantes sean molinos de viento, don Quijote los ve como gigantes y se atreve a enfrentarse con unos enemigos terribles. Es un hombre valiente, aunque tenga aspectos grotescos".
El autor de Al morir don Quijote considera que son dos las grandes aportaciones de la novela de Cervantes, que la gente conoce, aunque no la haya leído, lo que la convierte en un clásico: "Don Quijote siempre está al lado del débil, con razón o sin ella" y "Sancho Panza siempre le acompaña, tenga o no razón su señor". En su opinión, dos argumentos morales de peso para defender la lectura de la obra, a pesar de la dificultad que entraña el que esté escrita en un castellano de hace cuatro siglos". Es el libro que más lectores ha derrotado en la historia, sobre todo por su lengua, que hoy es difícil de comprender" afirma el escritor. La solución: "Sería bueno que el Quijote por fin se tradujera al castellano, he dicho en alguna ocasión, como provocación, pero creo que no es ninguna idea peregrina", concluye Trapiello.
Una conferencia, hoy, de Jon Kortazar sobre la recepción de la novela en el País Vasco, y la actuación de El Brujo, son otros de los platos fuertes del programa organizado para conmemorar el cuarto centenario del Quijote.
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