Las World Series paralizan Bilbao
El revirado diseño del circuito desata las críticas, mientras la ciudad espera internacionalizar su imagen de ciudad moderna
Bilbao acoge desde ayer y hasta el domingo a los bólidos de las World Series, la antigua segunda división de la fórmula 1 hasta la reciente creación de la GP-2. Se trata de una apuesta de la ciudad en su afán de internacionalización y de reconocimiento mundial. Pese a que en España las World Series pasan desapercibidas -el pasado mes se celebró una carrera en el Circuito Comunidad Valenciana- son una plataforma automovilística muy seguida en el resto de Europa.
Además, Bilbao va a asistir a un espectáculo único con vehículos circulando a más de 240 kilómetros por hora por zonas en las que apenas se pueden superar los 80. Los próceres de la ciudad apostaron hace ya tres años por celebrar este Gran Premio y se decantaron por crear un circuito urbano en el centro de la ciudad cuando estos empiezan a ser seriamente cuestionados. Un total de 4.027 metros por calles, puentes y avenidas con la estampa de la Ría y el museo Guggenheim como telón de fondo. La ciudad ha invertido nueve millones de euros para la celebración de la prueba y espera la visita de unas 100.000 personas, a pesar de que el circuito sólo cuenta con 30.000 localidades, que ya están agotadas y cuyo valor se cuadruplica en la reventa de Internet.
El clima de locura automovilística ha tomado la ciudad y se va a prolongar hasta la tarde del domingo. "Tenemos que arriesgar en la realización de eventos importantes como éste", explicó el alcalde Iñaki Azkuna en la presentación oficial del circuito.
Además de los coches de World Series, que son capaces de desarrollar 425 caballos, también se celebrarán carreras de monoplazas Fórmula Renault 2.0, Eurocopa Mégane y Copa Clio, sin contar la exhibición del equipo Renault de fórmula 1, en el que milita Fernando Alonso.
Sin embargo, desde la propia ciudad se califica la celebración de este evento como una bilbainada. El cierre continuo del puente Euskalduna y el del puente de Deusto a intervalos, así como la clausura de siete calles principales durante el fin de semana y otra cuarentena con cortes parciales, cambios de sentido o con la supresión de su salida natural han provocado la creación de la "Plataforma Circuito No", que denuncia los problemas circulatorios, la exposición continuada a ruidos de más de 130 decibelios -el límite de peligro se suele situar en 120- o la incomunicación de muchos vecinos, que no podrán tener acceso a sus garajes ni podrán circular con normalidad. Incluso el PP ha denunciado el caos y el desconocimiento de los bilbaínos acerca de los cortes de tráfico. "Seguimos pidiendo disculpas por las molestias, pero en los próximos años trataremos de hacerlo mejor", comentó Azkuna dejando entrever que se cumplirá el contrato firmado para tres carreras.
Si la acción publicitaria que supone la Bilbao World Series es "arriesgada", en lo que Bilbao no quiere tomar ningún riesgo es en temas de seguridad. Los organizadores se han cuidado muy bien de que los treinta monoplazas de quince escuderías -entre ellas la local Epsylon Euskadi y la catalana Pons Racing- estén protegidos en todo momento, así como los 30.000 espectadores. Y es que el recorrido, pese a los 40.000 neumáticos dispuestos para frenar impactos, los 9.000 metros de hormigón construidos ex profeso, los 1.000 operarios y los más de 72.000 metros de cables de protección es peligroso y revirado. Hasta un total de 33 giros con algunos tan espectaculares como el del puente de Deusto, convierten al circuito en el de más curvas tanto de las World Series como de la fórmula 1. Razones de seguridad provocaron los primeros retrasos en los entrenamientos libres de ayer. "Nuestra responsabilidad es certificar la seguridad", explicó Carlos Gracia, presidente de la Federación Española de Automovilismo, por lo que pidió "paciencia" para que todo estuviese dispuesto. "Tenemos que pagar la novedad de alguna forma", concluyó.
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