Rajoy afirma que cambiar el acuerdo con la Iglesia causaría graves problemas de convivencia
Mariano Rajoy, líder del PP, defendió ayer la constitucionalidad y la total validez de los acuerdos Iglesia-Estado. "La lealtad al espíritu constitucional y un elemental sentido de la prudencia aconsejan el mantenimiento de los Acuerdos de Cooperación del Estado con la Iglesia Católica", afirmó en un curso de verano de la Universidad San Pablo-CEU.
Rajoy mantuvo que es "indudable" la importancia de la religión católica en "las bases de la convivencia" en España. Y afirmó que, por ello, "replantear" esos acuerdos "con una lectura laicista del principio de aconfesionalidad del Estado tendría graves consecuencias para la convivencia de la sociedad española". En su opinión, un cambio hacia un mayor laicismo "alimentaría la división y supondría la quiebra de la solución de la cuestión religiosa realizada con tanto acierto por la Transición". Aún más, una modificación de tales características, según Rajoy, sería una forma de "quebrar el pacto constituyente que, bajo el signo de la reconciliación, nos dimos los españoles hace más de 25 años con la Constitución".
La intervención de Rajoy estuvo seguida por un coloquio en el que los participantes reclamaron al líder del PP que defienda con más ahínco las posiciones de la Iglesia católica. La primera pregunta fue sobre la ley de matrimonios homosexuales. El líder del PP reiteró su posición a favor de una ley de parejas de hecho con los mismos derechos del matrimonio salvo la adopción. Y dijo que los servicios jurídicos del PP estudian los elementos de posible inconstitucionalidad de la norma para presentar un recurso en los tres meses siguientes a su aprobación. De paso, censuró al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, pues, según él, no ha querido pactar con el PP y ha buscado el "folclore de llamarles matrimonio" para que el PP pareciera un partido formado por "extraterrestres".
Tras las bodas gays, la guerra de Irak. Un asistente le recriminó que el PP no hiciera caso al anterior Papa, Juan Pablo II. Rajoy se revolvió en la silla y, en un gesto inhabitual en él, defendió la participación del Gobierno de José María Aznar en esa contienda: "En Irak mantuvimos la posición que creímos que teníamos que mantener", dijo. "Los Estados no están para hacer todo lo que dice la Iglesia católica, sino para garantizar que la gente pueda ejercer con libertad su opción religiosa". A partir de ahí, subrayó que el PP "no es un partido católico" sino que, "como la inmensa mayoría de la sociedad española, coincide con la Iglesia en muchos valores", pero que "busca el consenso y no imponer sus convicciones a palo seco porque eso quiebra la convivencia".
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