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Los bancos denuncian ante Bruselas que las cajas compiten con ventaja en el mercado

La Federación Europea cree negativo que no se pueda comprar una entidad de ahorro

Íñigo de Barrón

Los bancos españoles se han cansado de ver cómo las cajas de ahorro les quitan cuota de mercado (ya tienen el 50,6% de los créditos) y han dado un nuevo paso en su pelea. En un informe que la Federación Bancaria Europea ha enviado a la Comisión Europea se denuncia la situación de España, "donde los bancos pueden ser adquiridos -y en ocasiones ha ocurrido- por las cajas, mientras que éstas no pueden ser objeto de compra". La federación considera que esta situación "tiene efectos negativos", porque es una barrera para la consolidación del mercado nacional y europeo.

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Las quejas de las cajas

La fuerte expansión de las cajas en los últimos cinco años ha dado un vuelco al mercado financiero español. En 1999, los bancos dominaban el negocio, con el 55% de los créditos, frente al 42% que estaba en manos de las cajas. Hoy las cajas tienen el 50,6% de los préstamos, gracias a que en este periodo han abierto casi 3.500 oficinas, mientras que los bancos han cerrado 3.000. De hecho, la entidad con más oficinas en España es La Caixa, por delante del grupo Santander y el BBVA, además de ser también el mayor grupo industrial.

Ante esta situación, los bancos han decidido aprovechar un estudio de las instituciones europeas sobre las barreras a las fusiones financieras, para denunciar lo que consideran ventajas legales de las cajas españolas que les protege ante posibles compras.

El Ecofin, el consejo de ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, pidió a la Comisión Europea un informe sobre las fusiones bancarias y ésta, reclamó la opinión de los bancos y las cajas de ahorros europeas. Por vez primera, la Federación Bancaria Europea, integrada por las patronales de cada país, incluida la Asociación Española de Banca (AEB), ha denunciado, en un documento oficial entregado la última semana de junio, que "la fragmentación de los sistemas legales, pueden frenar la creación de sinergias y ahorros, con diferentes efectos negativos". A su juicio, dentro de Europa "se han levando barreras adicionales y artificiales que permiten o aseguran que algunas instituciones de crédito estén protegidas, en contra de los intereses de sus competidores".

La situación alemana

Como primer ejemplo de esta situación, la Federación describe la situación de Alemania, con las sparkasse, las cajas de ahorros públicas, y los landesbanken, los bancos de los gobiernos regionales, "cuya titularidad pública es un escudo que protege una significativa parte del sistema financiero alemán de fusiones o compras por parte de las entidades privadas, tanto domésticas como extranjeras". La banca europea denuncia que "el sector público alemán tiene autorización para adquirir bancos privados".

A renglón seguido, el informe oficial dice que "una situación similar se produce también en España, donde los bancos comerciales pueden ser -y en ocasiones ha ocurrido- adquiridos por las cajas de ahorros mientras que estas últimas no pueden ser objeto de una adquisición por parte de los bancos comerciales, debido al marco legal que el Gobierno aplica a este específico tipo de compañías. La misma situación puede ocurrir para las operaciones transfronterizas".

Ante esta cuestión, responsables de las cajas apuntan que España no es comparable con Alemania "porque unas funcionan como entidades públicas y las entidades españolas tienen las mismas normas de mercado que un banco". En su opinión, estos ataques de los bancos hay que enmarcarlos en su pérdida de mercado. "Se sienten acorralados. Lo que ha ocurrido es que, los dos grandes bancos, perdieron cuota de mercado primero en sus fusiones y después al volcarse en Latinoamérica", comentan. Miguel Blesa, presidente de Caja Madrid, manifestó recientemente que los planes de expansión de las cajas aprovecharon "el retroceso de nuestros competidores, que dejaron hueco para que las cajas cubrieran los déficit de servicios".

Desde las cajas también se apunta que en España "es posible adquirir todos los activos de una caja (los edificios, las oficinas, sus participaciones industriales), menos la razón social. El problema es que no hay ninguna caja a la venta. Lo que está claro es que no se puede ser banco y caja a la vez".

Sin embargo, sí ha habido cajas que han comprado bancos y los han mantenido para realizar otras actividades financieras que son más difíciles bajo la estructura social. Éste es el aspecto que más duramente ha criticado el Banco de España, que no quiere que se mezclen las dos actividades, ya que las cajas tienen obligación de repartir una parte del beneficio, alrededor del 28%, a la obra social.

El Banco de España también ha polemizado con las cajas por la fuerte entrada en empresas, donde poseen participaciones valoradas en 23.000 millones, el doble que hace cinco años. El supervisor no quiere que las cajas participen en la gestión de empresas.

Demasiados supervisores

El informe de los bancos no sólo arremete contra las cajas, ya que estima que en Europa hay "una amplia gama de obstáculos que reducen las sinergias" y, por tanto, el atractivo de una compra, tanto a la hora de plantearla como después para rentabilizarla.

La Federación aborda la fragmentación de los supervisores y considera que, en los casos de compras transfronterizas, la doble obligación de reportar en el país de origen y en el de la entidad adquirida (como le ocurre ahora al Santander tras comprar el Abbey), "es una carga significativa" y piden que sólo se tenga como interlocutor a la institución nacional del grupo que realiza la compra. También pide la consolidación de las normas de supervisión, así como la cooperación entre bancos centrales. Dentro de temas legales, el sector recuerda que dedican entre el 8% y el 9% de su fuerza laboral a atender las normas legales.

Otra reivindicación es unificar la múltiple normativa sobre protección al usuario, "que obliga a los bancos a alterar sus productos financieros". La Federación pide la unificación y reducción de impuestos ya que no se puede imponer tasas en la compra de los activos financieros. También critican la diferente fiscalidad sobre los dividendos.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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