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Reportaje:

Enchufados al astro rey

Un encuentro organizado por el Parque de las Ciencias acerca a los más jóvenes las posibilidades de la energía que emana del sol

María, de unos cuatro años, coge un pincel y lo moja bien en sus acuarelas. Su lienzo está sujeto por la base a un torno conectado a una pequeña placa fotovoltáica que lo hace girar a gran velocidad. Para producir su pequeña obra de arte, la niña sólo posa las cerdas húmedas sobre el papel. En un santiamén ha dibujado una espiral de perfectos círculos concéntricos de distintos colores. El personal del Parque de las Ciencias le explica que lo ha hecho gracias a la ayuda del sol. María alucina con su creación.

Acercar las energías renovables al gran público para concienciarlo de que con sol, agua, biomasa o viento, se pueden hacer las mismas cosas que con la energía que suministra el petróleo, el carbón o las centrales nucleares, pero sin dañar el medio ambiente ni provocar guerras, es uno de los objetivos del décimo Encuentro Solar, que después de tres días de exposiciones, conferencias y conciertos, se clausura hoy en el Parque de las Ciencias de Granada.

De todas esas fuentes de energía limpia, el sol es la más presente en esta muestra. Desde el pasado viernes, cientos de niños y mayores han visitado el museo interactivo granadino para pintar cuadros abstractos como el de María, pilotar por control remoto pequeños barcos cubiertos por placas solares, conducir coches de juguete completamente autónomos gracias al astro rey o tomarse un helado conservado en un carrito congelador que funciona con esa misma energía.

La gastronomía ocupa un lugar especial en el patio del parque, donde se han instalado una veintena de hornos solares, desde los más rudimentarios hasta los de última generación. Voluntarios de la Fundación Terra, especializada en la difusión popular de las energías menos agresivas, cortan verduras, carne y pescado en este taller de cocina solar. La comida va a la olla y la olla va al centro de una especie de antena parabólica recubierta de espejos que reflejan en ella el calor del sol. Otro artilugios tienen forma de elipse y concentran los rayos en una especie de plato que actúa como un fogón. De las sartenes que tienen encima sale tofu (flan de soja) rehogado con pimientos rojos, bacalao al pilpil, e incluso una tortilla de patata de la misma calidad que la que se puede hacer en cualquier casa, pero cuajada sin electricidad ni gas.

La exposición trata de demostrar que la tecnología para el uso diario de la energía solar no supone merma alguna en la calidad de vida del usuario. Entre otros inventos expuestos se encuentra desde un pasteurizador solar de líquidos (basado en el mismo método que los hornos solares), hasta una ducha de campo (hecha con una bolsa negra y una cámara neumática para permitir que el agua se caliente más rápidamente), pasando por electrodomésticos como lavadoras que admiten agua calentada previamente a través de placas fotovoltáicas, o la última tecnología en estos últimos dispositivos: tejas solares resistentes a la lluvia y el granizo para olvidarse de los apagones (tan frecuentes en verano) y dejar de cambiar una y otra vez la bombona de butano.

"Producir energía renovable para abastecer un país como España, Japón o Alemania ya es posible, porque tenemos la tecnología necesaria", explica el director de la Agencia Alemana de Eficiencia Energética, Harry Lehmann, ponente de turno ayer en las conferencias del encuentro. "Con el barril de petróleo a 62 dólares, necesitamos recurrir a estas fuentes, ya no es sólo una razón de respeto al medio ambiente", añade.

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Lehmann asegura que España desaprovecha sus recursos energéticos procedentes del sol, la biomasa, los residuos o el viento. "Si en Alemania es posible construir casas que funcionan al 80% con energías renovables, aquí debería ser todavía más fácil", dice. El problema, según el experto alemán, no es otro que la falta de concienciación y pide que se forme a empresas y profesionales en el uso de este tipo de recursos. "Así, España podría pasar de ser un país importador de energía a exportarla, y ese cambio podría producirse en los próximos 40 o 50 años", asegura.

"Lo que tenemos que conseguir ahora es convencer a la gente de que esto se puede hacer", continúa Lehmann que recuerda que uno de los principales objetivos de la Unión Europea es lograr que el 20% de la energía europea sea renovable en 2010. Hacerlo, según el científico alemán, podría suponer "un gran paso para acabar con el terrorismo y las guerras".

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