Roma teme ser el próximo objetivo
Los atentados de Londres han puesto en estado de alerta a los italianos, que temen que tras Reino Unido sea Roma el próximo blanco de un ataque terrorista de Al Qaeda, entre otras razones por la presencia de fuerzas italianas en Irak. El diario La Repubblica titulaba ayer: "La alerta de los servicios de inteligencia: después de Londres, nos toca a nosotros". Italia ya recibió dos amenazas.
La primera amenaza, difundida en Internet, estaba dirigida al primer ministro, Silvio Berlusconi. Se podía entonces leer: "Recordamos que los muyahidin secuestraron [en Irak] a cuatro italianos y han pedido que Berlusconi implorase perdón por las ofensas hacia el islam y los musulmanes. Esta es una vieja cuenta pendiente por la que Berlusconi no ha pagado todavía". Una hora después, la amenaza desapareció de la página, pero confirmaba el temor de Berlusconi ante un posible ataque en Italia.
La segunda amenaza está firmada por un grupo casi desconocido y que se decía cercano a la red Osama Ben Laden y amenazaba con atentar en Roma, "capital de los infieles". El comunicado explicó que "los leones de la guerra santa en Europa están preparados para lanzar duros ataques contra los gobiernos que colaboran con los cruzados, los norteamericanos, los enemigos de Dios, el profeta y los musulmanes". Se trata de la misma nota que reivindicó el jueves los atentados de Londres.
El Comité para la Seguridad y el Orden Público celebró ayer por la mañana una reunión extraordinaria en el Ministerio de Interior, en la que participaron los altos cargos de las fuerzas del orden público y los servicios de información. En esta reunión se confirmó la máxima alerta y se decidió el reforzamiento de las medidas de seguridad antiterroristas. En Gleneagles, en Escocia, Berlusconi aseguró que no había cambiado nada "porque el estado de alerta está activado desde 2001". Sin embargo, precisó que "serán reforzadas las medidas de seguridad en las estaciones de tren y metro, las escuelas inglesas, las corresponsalías de los periódicos ingleses y en todas las sedes pertenecientes a este país".
Serenidad
La clase política era mucho más tensa que los ciudadanos. Reinaba ayer la serenidad en las grandes ciudades, como Roma o Milán. Lo que sí dio lugar a polémica fue la presencia de las fuerzas italianas en Irak. Antes de que Berlusconi anunciara la retirada de 300 efectivos del país árabe, el Gobierno reafirmó la necesidad de combatir el terrorismo fuera de Italia. La oposición insistió en que había que cortar la raíz de esta "espiral de violencia", ya que muchos terroristas nacían de las guerras. El ministro de Reformas Institucionales, Roberto Calderoli, declaró que "la defensa de la invasión islamista comienza en nuestra casa". "Ante los monstruosos escenarios de violencia terrorista a los que lamentablemente estamos acostumbrados", continuó Calderoli, "la única esperanza es la vuelta a los valores profundos en los que se basa nuestra civilización".
Por otra parte, ayer se supo que una ciudadana italiana, de 31 años y residente en Norfolk (Londres) desde hace 10, se daba por desaparecida. La televisión pública italiana RAI también habló de la desaparición de un chico de Milán.
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