Policía
Las actitudes de la Policía Municipal de Granada están cada vez más cuestionadas en la ciudad. No se trata sólo de las declaraciones y las denuncias de Manuel Morales, concejal de Izquierda Unida, sino de las informaciones que pueden oírse o leerse con frecuencia en los medios de comunicación, de las cosas que cuentan los amigos y de lo que uno puede ver al caminar por la calle. El comportamiento autoritario y dudoso de una parte de la Policía Municipal es una de las sombras más graves del Ayuntamiento. Por si faltaba algo, los apoyos que está recibiendo el alcalde son poco tranquilizadores y ayudan a oscurecer un poco más la situación. Cuando los amigos son más peligrosos que los enemigos, conviene ir paso a paso, meditar y cambiar en lo posible. Al reciente pleno sobre el estado de la ciudad, muy vivo como sule ocurrir en los momentos de crisis, acudieron dos aficiones, dos grupos de ciudadanos, uno en apoyo del concejal Manuel Morales y otro en apoyo del alcalde. La imagen de Antonio Vallejo Anaya, de profesión bailaor, presidente del PP en el distrito Norte, con sus gafas oscuras y los dos brazos levantados, gritando el alcalde, el alcalde es cojonudo, hace más daño a la gestión del Ayuntamiento que cualquier crítica. Leo, además, en una crónica de Paco Espínola, que Antonio Vallejo ha avisado al distinguido público, amenazando de muerte al que hable de él. Tampoco son muy consoladoras las opiniones que expresan los nuevos representantes de la carcundia granadina más sórdida, siempre tan fértil en malos versos y calumnias ridículas. Hay quien se ha inventado ya una conjura judeomasónica, compuesta en este caso por comunistas de Roll Royce y socialistas que le dan a la cuchara a costa de empobrecer el comercio de la ciudad. Lo dicho, más valen enemigos decentes que amigos espesos.
El concejal Manuel Morales sólo cumple con su tarea de político en la oposición y de ciudano. A todos nos interesa despejar las dudas sobre los comportamientos de la policía, porque son uno de los termómetros más exactos de una sociedad democrática. De hecho, para todos los que estábamos acostumbrados a correr delante de los grises en los últimos años de la dictadura y en los incios de la transición, el cambio de la policía española ha sido un síntoma claro de la transformación general del país. Hemos pasado de despreciar a unas fuerzas del orden autoritarias, peligrosas para el ciudadano, chulescas y mafiosas, a respetar a una Guardia Civil muy civilizada y a una Policía Nacional eficaz y respetuosa. La profesionalidad de la policía española en la lucha contra el terrorismo ha sido incluso un ejemplo ante el espectáculo bochornoso de algunos políticos empeñados en hacer electoralismo con la palabra España, que es de todos, y con la sangre de las víctimas, que es sólo de ellas. Por eso resulta una mala noticia que la Policía Municipal de Granada esté adquiriendo esta fama oscura entre la ciudadanía. La fuerza legítima de la autoridad pública vive necesariamente unida a su transparencia. Más que orgullo gremial o apoyos folklóricos, lo mejor para la policía es la aclaración inmediata de todas las quejas. Conviene hacer verosímil la explicación a los ciudadanos de que la libertad depende de la ley y de los vigilantes de la ley.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.