Caricaturesco Lee Jones

¿Por qué alguien con la amplitud de miras de Tommy Lee Jones protagoniza un producto tan bochornoso como El hombre de la casa? ¿Por qué alguien que tiene la hermosa idea de proponer a Guillermo Arriaga, guionista de Amores perros, que escriba cualquier cosa para dirigirla en persona, y que tiene la paciencia de esperar casi tres años a que aquél culmine su trabajo, se empeña en tirar su crédito no sólo como cabeza de cartel sino como coproductor de una vulgar comedieta para adolescentes? Respuesta: por dinero.

Quizá porque el bueno de Lee Jones pensó que los réditos de El hombre de la casa le ayudarían a financiar Los tres entierros de Melquiades Estrada, presentada este año en Cannes. De este modo, el actor se convierte en una caricatura de sus mejores papeles al interpretar al rudo policía que vigila a un grupo de cheerleaders testigo de un asesinato. Algo así como si Harry el Sucio tuviera que cuidar de las protagonistas de Quiero ser superfamosa; un contraste en el que también se basaban comedias como Poli de guardería o Un canguro superduro.