Una tarde especial

La manifestación que tradicionalmente celebra cada año el colectivo de homosexuales y lesbianas en España no podía, evidentemente, ser en esta ocasión igual que las anteriores, toda vez que el Congreso aprobó el pasado jueves la ley del matrimonio entre personas del mismo sexo y su derecho a la adopción de hijos. El BOE publicó ayer el texto legal, que entrará en vigor mañana. La calurosa tarde de ayer en Madrid fue muy especial, en la que el llamado "orgullo gay" amplió sus límites hasta convertirse en "orgullo ciudadano" por lo que de conquista democrática supone la nueva legislación.

Miles de personas decidieron bajar a la calle y sumarse al júbilo de una minoría discriminada y perseguida hasta ahora, que reivindica los mismos derechos civiles que el conjunto de la población. "Avanzamos" fue el eslogan de la pancarta que abría el cortejo, en el que estaban la ministra de Cultura, Carmen Calvo, y dirigentes del PSOE e Izquierda Unida. Esa palabra refleja de algún modo la realidad de un país que, a punto de celebrar sus 30 años de democracia, ha hecho en poco tiempo increíbles progresos en lo que respecta a derechos civiles.

Sería absurdo negar el rechazo que las bodas gay han suscitado en los sectores más conservadores de la población española y en la cúpula de la Iglesia católica. También ellos bajaron a la calle hace dos semanas para expresar su disgusto. No poco de su análisis resulta exagerado, puesto que la nueva normativa no interfiere con el matrimonio canónico ni supone un intento de destruir la familia. No son tampoco entendibles las tesis del Foro de la Familia, organizador de la protesta de hace 15 días, de que la ley viole el derecho del hombre y la mujer a contraer matrimonio ni que con ella el Gobierno haya dañado la protección social, económica y jurídica de la familia.