Mappelthorpe, el neoclásico
El Guggenheim de Nueva York explora con el Hermitage de San Petersburgo las conexiones del fotógrafo con el manierismo
No importa que la fuerte carga sexual y transgresora de la obra de Robert Mappelthorpe (1946-1989) fuera considerada hace apenas tres décadas escandalosa, excesiva o incluso perversa. "La sexualidad que desprenden sus fotos puede ser radical y transgresora, pero la fraseología de casi toda su obra es tradicional. La realidad es que era un fotógrafo neoclásico. Por eso hemos querido organizar esta exposición".
Con estas palabras, Germano Celant, comisario de arte contemporáneo del Museo Guggenheim de Nueva York y especialista en este fotógrafo estadounidense, explica los orígenes de la muestra Robert Mappelthorpe y la tradición clásica: fotografías y grabados manieristas, que puede verse en el museo neoyorquino desde el pasado viernes y hasta el próximo 24 de agosto.
"Aunque su obra fue considerada escandalosa, su lenguaje es totalmente neoclásico"
"Todo artista mira hacia el pasado y él no fue una excepción", dice el comisario
El trabajo de un fotógrafo obsesionado con la belleza y el erotismo de los cuerpos desnudos, que en plena liberación sexual de los setenta documentó bajo una nueva luz estética realidades escondidas como la homosexualidad o los universos sadomasoquistas, se funde en esta exposición con los extravagantes y musculosos personajes masculinos y femeninos que pueblan los grabados manieristas del siglo XVI, así como con la escultura neoclásica, una de las pasiones que llenaron su propia colección privada de arte.
"Aunque su obra siempre fue considerada escandalosa, su lenguaje es totalmente neoclásico. Su estilo, sus sujetos, la simetría y la composición de sus fotografías derivan de la tradición renacentista que inauguraron Rafael y Miguel Ángel y que luego llevó al manierismo, donde las formas se exageraron, alejándose de la armonía que había caracterizado la época precedente. Todo artista mira hacia al pasado para reescribir a su manera la historia del arte y buscar inspiración en ella, y Mappelthorpe no fue una excepción", explica Celant, quien trabajó para preparar esta muestra junto al comisario Arkady Ippolitov, especialista en arte italiano del Museo Hermitage de San Petersburgo.
De allí proceden los 42 grabados que se intercalan con las 74 fotografías expuestas en los primeros tres pisos del Guggenheim, en lo que constituye la primera colaboración que entablan el museo estadounidense y el ruso. Las fotografías de Mappelthorpe se han combinado con las obras clásicas, mostrando su interrelación estética con diversos criterios. Hay imágenes que sorprenden al fundirse en la simetría más pura y otras que se limitan a sugerir la conexión estética de forma sutil. Las superficies inmaculadas y casi minimalistas que componen los retratos de los culturistas Lisa Lyon o Derrick Cross tienen sus raíces en las esculturas de la antigüedad y en esta muestra encuentran su propio reflejo en los grabados El rapto de Sabina, de Jan Harmensz, y Apolo, de Jacob Matham.
Para un artista que llegó a definir la fotografía como "la forma perfecta de hacer una escultura", los cuerpos de los culturistas se convirtieron en una de sus debilidades creativas. El hoy gobernador de California, Arnold Swarzenegger, era, en plena década de los setenta, un mito corporal que a Mappelthorpe no le pasó inadvertido. En la exposición puede verse uno de sus retratos de aquella época, monopolizados por su musculatura: la pose del que también fuera Terminator, junto a la de El atleta, de Auguste Rodin.
Pero frente a la lente de este fotógrafo se pusieron también muchos de los personajes del underground neoyorquino, como Patti Smith y Andy Warhol, a los que también retrató en ocasiones con cierto aire neoclásico: en dos de los retratos que se muestran de ellos en esta exposición aparecen casi como divinidades.
Apenas hay rastro de las fotografías más controvertidas de su producción profesional, relacionadas con la homosexualidad más explícita o sus preferencias sadomasoquistas. "Porque nuestro objetivo no era revisitar su obra, sino buscar las imágenes que Mapplethorpe podría haber utilizado como referencia. Nadie sabe realmente si la conexión que hizo entre el pasado de la historia del arte y su presente creativo fue realmente consciente e intencional, pero es una relación que sin duda está ahí", explica Celant. Robert Mapplethorpe está considerado como uno de los fotografos más controvertidos del siglo XX. Nació y creció en Long Island (Nueva York) y, tras estudiar en el Pratt Institute de Brooklyn, comenzo a trabajar con una Polaroid, retratando a su círculo de amigos y conocidos, entre ellos, artistas, músicos, estrellas del porno y personajes anónimos que visitaban los clubes más underground de Nueva York. A finales de los setenta se sumergió en el mundo de las cámaras de medio formato y con ellas cambió también el estilo de sus fotografias, acentuando el énfasis en la belleza formal de sus composiciones. Pero la naturaleza abiertamente erótica de muchas de sus fotografias provocó mucha controversia. Las organizaciones religiosas criticaron que recibiera becas y financiación publica, y, tras su muerte por sida en 1989, se abrió un debate aún candente respecto a la necesidad o no de que los artistas reciban en Estados Unidos el apoyo del Estado.
Babelia
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