Cientos de presos en Rusia se mutilan para denunciar malos tratos
Los reos protestan contra las condiciones de insalubridad que reinan en las cárceles
Los presos de la cárcel de Lgov, en la provincia de Kursk, desesperados por los malos tratos, decidieron realizar una acción de protesta, y para ello optaron por un método poco común: mutilarse. Un total de 240 reos se autoinfligieron heridas, según informó ayer la Fiscalía de Kursk, unos 500 kilómetros al sur de Moscú. La ONG rusa Por los Derechos Humanos denuncia que cerca de medio millar de reclusos habrían participado en realidad en la protesta.
"La mayoría se hizo cortes en las venas y el cuello", explica la nota divulgada por la ONG Por los Derechos Humanos, aunque su dirigente, Lev Ponomáriov, reconoció que la información necesitaba ser comprobada todavía. "En cualquier caso, se trata de una situación extraordinaria y de una envergadura nunca antes vista", señaló.
La investigación de los hechos denunciados por los presos en diversas declaraciones escritas ya ha dado sus frutos y se ha incoado una causa criminal por abuso de poder (tal como lo estipula el artículo 286 del Código Penal ruso). "Los reos denunciaron que se les aplicaban métodos prohibidos, incluidos físicos", explicó la Fiscalía de Kursk, lo que traducido a un lenguaje normal significa que los guardias dan palizas y torturan a los presos de la cárcel de Lgov.
La protesta tuvo lugar anteanoche y estaba claramente preparada de antemano, ya que comenzó a la misma hora en 10 sectores del recinto, según explicó la fiscalía. "Las acciones de los reos tenían como objetivo desestabilizar la situación y negarse a cumplir con las exigencias de la Administración Penitenciaria sobre el régimen de cumplimiento de la condena", precisó la fiscalía.
Según las autoridades, todas las heridas que se hicieron tienen carácter leve, superficial, y no presentan peligro alguno para sus vidas, de ahí que ninguno de los presos haya sido hospitalizado. Unas 50 personas, parientes de los reclusos, realizaron ayer, frente al centro penitenciario, un piquete en apoyo de la acción de los presos.
Rusia es el tercer país del mundo -después de EE UU y China- con más personas encarceladas. En 2005, al menos 767.000 personas están detenidas en prisiones rusas, donde se ha producido un aumento alarmante de casos de sida, según la Organización Mundial de la Salud. Además, más del 10% de los presos padece tuberculosis. Las condiciones de detención, en recintos en su mayoría sobrepoblados e insalubres, son muy duras y denunciadas por defensores de derechos humanos. Las palizas y las torturas son una práctica común por parte de la policía rusa, como lo demuestran las numerosas denuncias que periódicamente publica la prensa.
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