Profesionales del teatro, la danza, la música y el libro se unen en una gran plataforma de denuncia

Por primera vez, todos los profesionales valencianos de las artes escénicas se han unido para denunciar la política cultural del Consell porque, a su entender, prioriza los grandes "fastos" de proyección mediática en detrimento de los intereses del sector autóctono. Medio millar de actores, directores, autores, gestores o productores se reunieron ayer en el Teatro Olympia de Valencia para acordar una serie de movilizaciones. Representantes del mundo de la música y del libro se sumaron a las reivindicaciones, lo que se traducirá próximamente en una plataforma interdisciplinar formada a partir de otras plataformas.

El único objetivo de Font de Mora y Gómez es inaugurar "el titánico Palau de les Arts"

La Plataforma de las Artes Escénicas fue creada en marzo originariamente por las seis principales asociaciones como respuesta al "incontenible proceso de deterioro" del sector. Ayer, numerosos representantes de asociaciones de libreros (Glòria Mañas, que representaba también a los editores) y de músicos (Ximo Tébar, entre otros) se sumaron a las reivindicaciones. Una conjunción de intereses y reivindicaciones que se traducirá en una nueva plataforma que pretende integrar al mayor número posible de profesionales de la cultura para reclamar otra política.

De acuerdo con el texto leído que abrió la asamblea de anoche, la plataforma de las artes escénicas pretende aglutinar "todas aquellas voces que desde hace tiempo vienen anunciado la falta de voluntad del Gobierno valenciano por apoyar una política cultural que priorice los intereses y las aspiraciones de nuestros profesionales". Así se recoge en el escrito Per la dignitat de les arts escèniques, en el que se repasa la "política fastuosa insostenible" del modelo de gestión de la ex secretaria autonómica de Cultura Consuelo Ciscar, con nombres propios y proyectos como la Bienal de Valencia, Santiago Calatrava, Irene Papas, los Encuentros Mundiales, o Peter Brook.

Mientras tanto, la Administración hablaba con el sector para mejorarlo, pero ninguna promesa se cumplió ni se cubrieron las deficiencias estructurales, prosigue el texto. "Las promesas continuaron a partir de junio de 2003", ya con Francisco Camps en la presidencia de la Generalitat. Y recientemente, según la plataforma, el consejero de Cultura, Alejandro Font de Mora, y la secretaria autonómica de Cultura, Concha Gómez, iniciaron un derrotero "con un único objetivo", que es "la inauguración del titánico Palau de les Arts".

Una de las participantes en la asamblea rechazaba al término de la misma el comentario ya tópico de que la gente del teatro sólo quiere subvenciones y dinero "como si todos los demás sectores no recibieran ayudas y sin que nadie las discuta". "Además", prosiguió, "el dinero que va para la cultura es mínimo comparado con otras partidas o con un proyecto como el Palau de les Arts, por ejemplo".

Entre las numerosas propuestas que se realizaron en la sala se destacó incluso el rechazo a las subvenciones o el hacer un paro profesional. No se llegaron a aprobar. Sí se acordó iniciar movilizaciones administrativas, como presentar las reivindicaciones al Síndic de Greuges, y protagonizar acciones visibles durante las representaciones. Hubo muchas ideas que ahora serán valoradas para su ejecución.

La plataforma insiste en que las reivindicaciones no son sólo de índole económica, sino que van directamente al modelo de política cultural. Se lanzó una propuesta de mínimos para recuperar el diálogo con la Consejería de Cultura, como la definición de un modelo de producción pública, los cumplimientos de los acuerdos firmados en 2001 con la Administración de crecimiento del sector, la mejora de las infraestructuras del Circuit Teatral y la implicación de Canal 9, entre otras.

Durante la reunión también se leyó una carta del ex director general de Teatres de la Generalitat, Juan Vicente Martínez Luciano, destituido por la Consejería de Cultura y designado por el sector como su intermediario. En ella, Martínez Luciano agradecía "las palabras de aliento" que le han "hecho pensar" que lo que hacían o intentaban hacer "tenía sentido".