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Stanishev, el hombre del cambio en la izquierda

El ganador de los comicios es un historiador de 39 años sin experiencia en el poder

Guillermo Altares

El líder socialista búlgaro Sergei Stanishev, de 39 años, que ha logrado sacar a su partido de ocho años de oposición con la victoria electoral del sábado y tiene muchas papeletas para convertirse en el próximo primer ministro, ha tratado durante toda la campaña de dar una imagen de modernidad, intentando dejar atrás no sólo la herencia comunista del Partido Socialista Búlgaro (BSP), sino también la desastrosa gestión de este partido durante los primeros años de la transición a la democracia, que llevó el país a una crisis económica brutal en 1996.

Los servicios de prensa del BSP hicieron circular unas imágenes en las que se veía a Stanishev en moto, con una cazadora de cuero negra en cuyo dorso estaba escrito: "Si lees esto, es que Yelena se ha caído". Yelena Yontcheva es su novia, una periodista de la televisión búlgara conocida por sus reportajes desde Afganistán, Chechenia e Irak, con la que vive como pareja de hecho desde hace 10 años.

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"Toda la gente de su edad puede identificarse con él. No tiene nada que ver con los miembros históricos del BSP, que ya no aparecen en público", señala el investigador francés François Frison-Roche, experto en los Balcanes y gran conocedor de la política búlgara.

Stanishev, nacido el 5 de mayo de 1966 en la ciudad de Cherson (entonces URSS, ahora Ucrania) de madre rusa y padre búlgaro, no lo ha tenido fácil para renovar la imagen de su partido, que dirige desde 2002, cuando su mentor político, Georgi Parvanov, fue elegido presidente de la República. La base electoral de los socialistas son los mayores de 50 años -y podía verse todavía en el mitin de fin de campaña en Sofía del pasado jueves, donde la mayoría de los que agitaban las banderitas superaban esa edad- y este historiador que entró en política hace cinco años sabía que necesita captar el voto de los jóvenes para lograr una victoria electoral: ha doblado los resultados que consiguió su partido en 2001 (17,35% entonces frente a 31,17%) y ha logrado una mayoría, estrecha, pero suficiente para llegar al Gobierno.

Pero, pese a su paso por la London School of Economics, donde hizo un master en relaciones internacionales, a su discurso liberal en el terreno económico y a haber logrado que el BSP fuese aceptado en 2003 como miembro del Partido de los Socialistas Europeos, sus oponentes aseguran que es un miembro disfrazado de la vieja guardia, no sólo por sus estudios en Moscú, sino porque su padre, Dimitar Stanishev, fue un importante dirigente del régimen comunista de Bulgaria.

Otros le reprochan su falta de experiencia en tareas de Gobierno. "En los últimos ocho años, durante todo el proceso de integración en Europa, los socialistas han estado en la oposición y no tienen un proyecto alternativo", asegura el analista político Iván Krastev, del organismo de análisis Centro de Estrategias Liberales.

Stanishev tendrá que demostrar mucha habilidad para sacar adelante las complicadas negociaciones para formar Gobierno y para evitar un retraso en la entrada en la UE. Por lo pronto, ha conseguido no sólo una mayoría relativa, sino, por primera vez, que los socialistas sean mayoritarios en Sofía, hasta ahora un feudo de la derecha.

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Sobre la firma

Guillermo Altares
Es redactor jefe de Cultura en EL PAÍS. Ha pasado por las secciones de Internacional, Reportajes e Ideas, viajado como enviado especial a numerosos países –entre ellos Afganistán, Irak y Líbano– y formado parte del equipo de editorialistas. Es autor de ‘Una lección olvidada’, que recibió el premio al mejor ensayo de las librerías de Madrid.

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