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EL 'CASO LEGANÉS'

Otro varapalo a la 'comisión Lamela'

Las conclusiones de los forenses suponen un fuerte varapalo al informe elaborado por el comité de expertos designado por el consejero de Sanidad de Madrid, Manuel Lamela, del PP. Esta comisión fue creada sin apoyo de las sociedades médicas y después de que la fiscalía y los propios inspectores de Sanidad afirmasen que no veían indicios de delitos o mala praxis.

Los expertos de la comisión Lamela detectaron 73 sedaciones "irregulares" al analizar 169 historias clínicas de muertes registradas entre el 1 de septiembre de 2003 y el 8 de marzo de 2005. Éstas se dividen en 34 casos de sedaciones "inadecuadas" (los fármacos usados o sus dosis no eran correctas); en 35 "no indicadas" (según los expertos no hacía falta sedar), y en cuatro la comisión considera que la sedación estaba "contraindicada" (era perjudicial).

Esta conclusión fue la base de la denuncia que Lamela presentó en un juzgado de Leganés contra cuatro médicos del Severo Ochoa. Una acción que sirvió para inactivar la investigación de fiscal.

Pero el informe de la comisión Lamela ha sido rebatido por numerosos expertos. Los mismos médicos forenses, en su escrito, recuerdan que han tenido acceso el texto de este comité, un hecho que no les ha impedido llegar a conclusiones diametralmente opuestas, pese a que los 13 casos analizados por ellos están incluidos en los 73 denunciados por el comité. En esta línea, otros especialistas que ya revisaron los mismos historiales -el Comité de Ética del hospital de Getafe y la comisión de mortalidad del propio hospital- tampoco encontraron "irregularidades".

Además, diversos expertos (epidemiólogos, técnicos del hospital, el senador Ramón Espasa) han descalificado la metodología utilizada por la comisión. Entre las críticas realizadas figuran que la comisión Lamela alteró la definición de sedación terminal. Así un proceso "previsiblemente irreversible", según la definición de la Sociedad Española de Cuidados Paliativos, se convirtió en el informe Lamela en una práctica "no necesariamente irreversible", lo que permitió abrir el abanico de casos supuestamente irregulares.

El otro reproche repetido es que la comisión no tiene en cuenta el doble efecto de la sedación (que puede acortar la vida, al tiempo que reduce el dolor), lo que sí aceptan los forenses.

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