La ONCE, un modelo de integración y solidaridad
El autor defiende la trayectoria, gestión e independencia
Cuando una Organización lleva cerca de 67 años realizando una labor tan importante en la Sociedad Española que, para muchos, es un modelo de integración social y laboral y un ejemplo en todo el mundo; cuando dedica su trabajo a que las personas ciegas y deficientes visuales y aquéllas que tienen otros tipos de discapacidades, puedan integrarse en igualdad de derechos y condiciones en una sociedad tan dura y competitiva como en la que vivimos; cuando ofrece empleo a más de 97.100 personas (un 78 por ciento, discapacitados), apoyo educativo a cerca de 8.000 niños ciegos y deficientes visuales o edita más de 20.000 libros en braille y 23.000 en versión sonora, es difícil comprender que esta Entidad, la Organización Nacional de Ciegos Españoles (ONCE), pueda verse atacada por personas con intereses no desvelados.
"La ONCE es un modelo de integración y un ejemplo en todo el mundo"
De un tiempo a esta parte, la ONCE está sufriendo una serie de ataques por parte de una persona interesada que dejó esta Organización hace 12 años para pasar a realizar trabajos en competencia con la Entidad que le permitió darse a conocer. En sus distintos cargos en empresas relacionadas con el juego, no ha desaprovechado la ocasión para lanzar ataques contra la Organización Nacional de Ciegos Españoles, tanto en lo que a sus dirigentes se refiere, como a la comercialización de los juegos de la ONCE, perjudicando de esta manera a todo el colectivo de ciegos y discapacitados.
Uno puede entender que este ex Director General de la ONCE, aprovechando lo mucho que le debe a la Institución como tantos otros y aprovechándose, también, del conocimiento de la misma, pueda hacer críticas a las personas que en cada momento dirigen la ONCE; pero en ningún caso se puede entender que ataque la propia esencia de la Organización intentando perjudicar o perjudicando a tantas personas. Conductas de este tipo se califican por sí solas.
Hace unas semanas, la persona que nos ocupa dejó su trabajo en la empresa del juego en la que estaba últimamente. ¿Lo dejó o lo invitaron a dejarlo, como en otras empresas a las que ha pertenecido, dado sus escasos conocimientos en materia de juego?
Los juegos que comercializa la ONCE están debidamente autorizados por el Estado y sus emisiones se publican trimestralmente en el BOE, en similitud con los juegos que explota el propio Estado. Por tanto, las acusaciones sobre manipulación de los juegos de la ONCE no tienen ningún fundamento. Los sorteos se realizan por personal especializado de la ONCE y siempre ante Notario. Por tanto, la emisión efectivamente es superior a lo realmente vendido, siempre respetando los límites establecidos por la normativa en vigor y por el propio Consejo de Protectorado, porque es necesario para atender las diversas contingencias laborales que diariamente se producen. Y lógicamente es imposible prever con exactitud las ventas, sobre todo en un mercado que se ha modificado sustancialmente en los últimos años.
Hay que decir que el autor de estas opiniones contrarias a la ONCE está inmerso en el caso Tele 5 y, en concreto, está acusado de gravísimos delitos contra la Hacienda Pública, de falsedad documental, administración desleal y otorgamiento de contrato simulado y por los que se solicita ingentes cantidades de dinero (un total de más de 133 millones de euros) en concepto de responsabilidad civil y, también, penas de cárcel de 14 años. ¿Merece una persona en estas circunstancias más credibilidad que una Institución como la ONCE, la dirijan quienes la dirijan, si quien la dirige está libre de acusaciones de delitos de tanta gravedad? En mi condición de ex Presidente de la Organización Nacional de Ciegos Españoles le deseo, al que fue Director General de la ONCE, que tenga suerte en el juicio al que se someterá y, en nombre de tantas y tantas personas, le pido que deje en paz a esta Institución.
La ONCE es una entidad democrática que lleva cerca de 67 años al servicio de sus afiliados, desarrollando una labor social junto a las distintas Administraciones y permanentemente controlada a través del Consejo de Protectorado, al que pertenecen los Ministerios de Economía y Hacienda, Trabajo y Asuntos Sociales e Interior. Está controlada por el Estado y su transparencia es total. Todos los años audita sus cuentas, como cualquier institución o sociedad de prestigio, obteniendo año tras año una opinión limpia.
Y los datos son categóricos:
En 1992, cuando esta persona era Director General de la ONCE, hubo pérdidas en la ONCE por importe de 8,5 millones de euros. En el 2004, el beneficio contable después de impuestos consolidado de la ONCE ha sido de 22,9 millones de euros.
En 1992, las deudas bancarias y similares de la ONCE y su Grupo de Empresas eran un 275% del patrimonio consolidado, mientras que en 2004 las deudas bancarias y similares han bajado al 90% del patrimonio consolidado.
En 1992, el valor de los inmuebles de la ONCE y su grupo empresarial era de 414 millones de euros. En el 2004, el valor de los inmuebles es 716 millones de euros.
En 1992, el Grupo ONCE tenía una plantilla de unos 33.300 trabajadores. En el 2004 el número de empleos directos e indirectos generado por la ONCE y sus entidades dependientes asciende a 97.100 personas, de las que un 78 por ciento son personas con discapacidad.
A la vista de estos datos se puede deducir con toda rotundidad el motivo por el que se invitó a esta persona a abandonar la Dirección General de la ONCE en el año 1993.
Hoy en día se han producido importantes avances en la situación de los vendedores del cupón, tales como que cuentan con un sueldo base al igual que el resto de trabajadores y la integración en el Régimen General de la Seguridad Social, que les reportará en su momento una mayor pensión.
La ONCE presenta sus cuentas anuales, debidamente auditadas y de acuerdo con el Plan General de Contabilidad, al Consejo del Protectorado, y envía cuanta otra información le solicita este Organismo. Las cifras de los últimos ejercicios demuestran que la ONCE no ha obtenido ningún beneficio por los premios no vendidos, algo habitual en todas las loterías del mundo del tipo pasivo, tales como la Lotería Nacional y el Cupón en España. Ha habido ejercicios en los que el porcentaje de premios pagado ha sido menor al teórico y ejercicios en los que el porcentaje de premios pagado ha sido mayor al teórico, como puede colegirse por parte de cualquiera que tenga un conocimiento mínimo de Estadística. Pero, en cualquier caso, la ONCE mantiene sus compromisos con sus afiliados y su solidaridad con otros colectivos.
En el año 2004, la ONCE ha invertido en servicios sociales para sus afiliados 149,6 millones de euros y ha destinado a la solidaridad con otros discapacitados, por medio de la Fundación ONCE, 67,9 millones de euros; es decir, un total de 217,5 millones de euros. ¿Cuánto han invertido a favor de las personas con discapacidad los agentes de juegos privados a los que ha venido representando la persona mencionada?
Quiero terminar este artículo diciendo a los compradores de la ONCE que esta Institución no ha hecho, no hace, ni hará, fraude. Esto lo confirmo categóricamente, por convicción y porque actuar de otra manera sería perjudicar a los ciegos, trabajadores videntes de la ONCE y otros discapacitados en general, y la ONCE la dirigimos personas ciegas que, lógicamente, podemos equivocarnos, pero nunca manipular sus juegos.
La ONCE no es una bomba de relojería, es una Institución integrada por personas que nos esforzamos cada día y que, si se nos deja trabajar, seguiremos siendo una herramienta todavía más útil para la Sociedad Española y para muchas personas ciegas de otros lugares del mundo, sobre todo de Latinoamérica. He visitado muchos países y en aquéllos en que se conoce a la ONCE, se la quiere, se la respeta y se la admira. En ocasiones, el propio Jefe del Estado me ha expresado que en algunas visitas realizadas por él se le ha hablado con admiración de la Organización Nacional de Ciegos Españoles.
José M. Arroyo Zarzosa es presidente ejecutivo de la Corporación Empresarial ONCE.
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