El viento como enemigo
El calor es un detonante para los incendios. Reseca los bosques y convierte leña y matojos en combustible que, una vez prendido, propaga las llamas sin descanso. Pero no es el único enemigo: está también el viento. Los bomberos saben perfectamente que el verano es la época de incendios por antonomasia, pero saben también que no pueden bajar la guardia en invierno porque Cataluña tiene dos amplias zonas a las que castiga el viento y que un incendio con viento fuerte es devastador. Esas zonas se encuentran en el norte, donde el Empordà es periódica y regularmente azotado por la tramontana, y en el sur, a partir, más o menos, de Vandellòs. Vientos secos y que desecan y, sobre todo, que propagan las llamas y dificultan su extinción por tierra y aire.
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