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La oposición libanesa exige la dimisión del presidente prosirio

El asesinato del político Georges Hawi espolea las críticas contra Émile Lahoud

El presidente de Líbano, el cristiano aliado de Siria Émile Lahoud, camina en la cuerda floja. Certificada por la ONU la retirada de suelo libanés de los 15.000 soldados de Damasco, y después de tres asesinatos de personalidades opuestas al régimen prosirio, la oposición, que acaba de lograr un contundente triunfo en las elecciones legislativas, exige cada vez con mayor ahínco la renuncia de Lahoud y la purga de los servicios de seguridad.

Dirigentes opositores se reunieron en Beirut la noche del martes, horas después de que Georges Hawi, ex secretario general del Partido Comunista Libanés, falleciera en un atentado en el oeste de la capital.

Todos están convencidos de que agentes de los servicios secretos sirios y sus colegas libaneses se esconden detrás de este crimen y del magnicidio del ex primer ministro Rafik Hariri, en febrero. También perciben la mano de Damasco en el asesinato del periodista Samir Kassir, el 2 de junio. No obstante, hasta la fecha, el equipo de Naciones Unidas que lleva a cabo una investigación del ataque con coche bomba contra Hariri no ha presentado pruebas que demuestren la responsabilidad del régimen sirio.

"Esta serie de acontecimientos terroristas, cuyo primer capítulo comenzó con la ampliación del mandato del presidente, responsable del sistema de seguridad y de inteligencia, no terminará antes de que todos los efectos de la prolongación sean eliminados", reza el comunicado emitido por los dirigentes opositores.

Uno de los participantes, el líder druso Walid Yumblatt, fue más preciso y demandó la "purga" de los cuerpos de espionaje libaneses: "No podemos tener un cambio con medidas a medias. O logramos el cambio completo o no lo tendremos".

En este punto radica el principal escollo. La destitución del presidente Lahoud y las reformas constitucionales prometidas requieren dos tercios de los votos en el Parlamento, que cuenta con 128 escaños. El contundente triunfo de la coalición encabezada por Saad Hariri y Yumblatt, que se hicieron con 72 asientos en la Cámara, no es suficiente para desalojar al mandatario del palacio de Baabda. Lahoud logró la prolongación de su mandato, por un periodo de tres años, el pasado 3 de septiembre, el mismo día en que el Consejo de Seguridad de la ONU exigía el repliegue de todos los militares extranjeros de tierra libanesa.

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"Desembarazarse de Lahoud no va a ser fácil por razones constitucionales. Pero puede ser viable políticamente...", opina Chibli Mallat. Este profesor de Derecho y analista, que desea un pronunciamiento claro de Estados Unidos y Francia respecto a la destitución del mandatario, añade que la eventual partida de Lahoud sería vital para Líbano, pero también un ejemplo para otros países árabes -Egipto, Túnez, Siria- regidos por autócratas o dinastías familiares desde hace décadas.

Mallat asegura, asimismo, que es imprescindible apartar de su cargo al presidente del Parlamento, el dirigente chií prosirio Nabih Berri, que ocupa el puesto desde hace más de una década.

El régimen de Damasco también reaccionó ayer. La radio oficial indicó que el objetivo de Estados Unidos -que culpa al Ejecutivo de Bachar el Asad de los recientes crímenes- y de Israel es "sembrar la discordia" entre los Estados árabes en el marco de un "plan" que arrancó con la invasión de Irak en marzo de 2003.

Un niño libanés enciende una vela en el lugar donde fue asesinado Hawi.
Un niño libanés enciende una vela en el lugar donde fue asesinado Hawi.EFE

Michel Aoun, decisivo

"No siempre que una persona es atacada hay que acusar a Baabda", afirmó ayer el líder maronita Michel Aoun en alusión a la residencia del presidente de Líbano, lugar en el que él se atrincheró en 1990 antes de volar a su exilio en París, ya incapaz de soportar los bombardeos del Ejército sirio.

No conviene lanzar predicciones en un país en el que un inquilino de Baabda llegó a nombrar primer ministro 15 minutos antes de concluir su mandato. Y menos si entre medias se mueve el jefe maronita.

Antisirio, Aoun no consiguió pactar con la alianza opositora para los comicios que concluyeron el domingo y formó listas electorales con Suleiman Frangié, ministro del Gobierno tutelado por Damasco.

Después del traspié en su acuerdo con Saad Hariri y Walid Yumblatt, atacó con dureza a ambos dirigentes, a los que acusó de corruptos. Los asesores de Hariri -tras la indiscutible victoria de Aoun en su bastión de Monte Líbano, donde logró 21 escaños- reaccionaron con cautela. "Tendremos que contar con él", apuntó Gatas Jury. El propio Hariri señaló que el líder maronita "es una persona muy inteligente". "Creo", añadió, "que está utilizando una táctica para lograr una mayoría, pero tal vez, tras las elecciones, se librará de la gente con la que pactó". Sin Aoun es improbable sumar dos tercios en el Parlamento.

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