Federer conduce su Rolls
El suizo se impone con autoridad al checo Minar mientras Ferrero pasa apuros ante el coreano Lee
Decían de Jimmy Greaves, el mejor delantero inglés de los años 60, que marcaba los goles como si cerrara la puerta de un Rolls Royce: con suavidad, elegancia y poco ruido. Así juega Roger Federer al tenis: con una armonía tan perfecta que la gente se sorprende cuando comete un error. Es el tenista integral. En su segunda aparición en la pista central de Wimbledon, ganó al checo Ivo Minar en tres sets y consiguió su 31ª victoria consecutiva en hierba. El dato comienza a adquirir valor, sobre todo para el croata Mario Ancic, que en el mundo tenístico viene a ser el hombre que mató a Liberty Valance. Sólo por el hecho de derrotar al suizo hace tres años en Wimbledon, el prestigio de Ancic, excelente jugador sobre la hierba, crece exponencialmente.
Federer ganó el partido sin aparente esfuerzo, pero esa sensación puede resultar ficticia porque así juega siempre sea cual sea el partido. No es un hombre que transmita emociones, pero tampoco resulta frío. Le quiere la gente y le respetan los compañeros del circuito. Respeto es poco. Cuando se les pregunta por el jugador ideal, la inmensa mayoría le cita. No son pocos los que le consideran el más completo de todos los tiempos, el que tiene menos puntos débiles y el que mejor despliega sus mejores armas. Todo eso, con una naturalidad que no admite comparación.
Cuando se mueve por la pista central bajo un sol implacable, Federer parece que ajusta su tenis al consumo exacto de energía. No sobreactúa, no se desgasta, mantiene un equilibrio exacto. Y no es un robot. Es un manual con raqueta. En Wimbledon no ha forzado su estilo hasta convertirse en el clásico jugador de saque y volea. Por ahora, ha dominado sus dos encuentros desde el fondo. Pero puede convertirse en el típico cazador de voleas en cualquier momento, pues la diferencia de Federer con casi todos reside en su capacidad de mutación. Tiene infinidad de planes. Puede vivir del saque o de sus derechazos y hasta del revés, que antes era su parte más débil. Seguramente no es el mejor en el saque, ni en el drive, ni en el revés, pero su nota es altísima en cada parte del juego. Y su eficacia está más que comprobada.
Federer es un tenista con una precisión suiza, con la gama de golpes más completa del circuito. Sin embargo, no ha ganado ninguno de los grandes torneos esta temporada. Perdió con el ruso Marat Safin en Australia y con Rafael Nadal en las semifinales de Roland Garros. Por diferentes que sean sus estilos, hay algo en común entre Safin y Nadal: son extremadamente emotivos, con un tanque de adrenalina que a veces no se observa en Federer. Es excepcional, pero más contenido. Y las finales suelen ser una tormenta de emociones. Capituló pronto frente a Nadal y no pudo aguantar la crecida de Safin en Melbourne.
En Wimbledon se siente particularmente cómodo, defendido por la hierba. Ha ganado las dos últimas ediciones del torneo y ha sido muy superior a sus rivales. Para Andy Roddick, el poderoso jugador estadounidense, la figura de Federer es un martirio. El suizo se ha cruzado en su camino y le tiene a dieta de títulos en Wimbledon. En esta edición, la lista de adversarios de Federer ha crecido. Por supuesto, está Roddick, con su impresionante saque y sus buenas voleas, y también el australiano Lleyton Hewitt y Safin. Hewitt comienza a recordar al jugador que conquistó el título de Wimbledon hace tres años. Ha jugado poco, ha superado sus problemas físicos y no parece distraído. Safin, que el pasado año declaró que no volvería a jugar en Wimbledon, parece feliz en la hierba, con un juego temible para cualquiera.
Mientras tanto, Federer pasa las rondas sin despeinarse, sin las angustias de Juan Carlos Ferrero, que ayer se impuso al surcoreano Lee en cinco sets (6-4, 3-6, 4-6 6-3 y 6-3). Federer tiene 24 años, la misma edad que el español, pero en estos momentos atraviesan circunstancias muy diferentes. El suizo vive en un mundo perfecto con su tenis perfecto. Ferrero intenta ver la luz al final de un largo túnel. El pasado año sufrió lesiones, enfermedades, decepciones y derrotas. Terminó hundido en Sevilla, donde Nadal le arrebató la titularidad en la final de la Copa Davis. A Ferrero le gusta Wimbledon a pesar de que sea un torneo antinatural para sus condiciones. Se encuentra en unas pistas que rechazan su estilo y en una etapa de su carrera que le exige un gran sacrificio. Las victorias, por tanto, le resultan más satisfactorias que nunca. Cada pequeño triunfo es un gran éxito para Ferrero, que comienza a recuperar el grado de autoestima necesario para regresar al lugar que le corresponde entre los mejores jugadores del mundo.
Hombres. 2ª ronda: F. Mayer (Ale.)-F. Verdasco: 6-4, 3-6, 4-6, 6-3 y 6-3. Ll. Hewitt (Aus.)-J. Hernych (R. Ch.): 6-2, 7-5, 3-6 y 6-3. R. Federer (Sui.)-I. Minar (R. Ch.): 6-4, 6-4 y 6-1. J. C. Ferrero -H. Lee (C. S.): 6-4, 3-6, 4-6, 6-3 y 6-3. M. Safin (Rus.)- M. Philippoussis (Aus.): 7-6 (4), 7-6 (4) y 6-4. F. López-D. Sherwood (RU): 6-2, 6-4 y 6-2. Hoy: G. Muller (Lux.)-R. Nadal. Próximos enfrentamientos: F. López-M. Safin. J. C. Ferrero-F. Mayer. G. García López-N. Djokovic (Ser.). A. Calatrava-J. Melzer (Aust.). Mujeres: A. Mauresmo (Fr.)-M. Sánchez Lorenzo: 6-1 y 6-3.
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