Ciencia, no ideología
Las opiniones expresadas por el profesor Aquilino Polaino sobre la homosexualidad en la comisión de justicia del Senado no sólo son lesivas para el colectivo homosexual, sino para los propios psicólogos, cuya imagen y prestigio social pueden verse seriamente comprometidos si se les identifica con actitudes tan retrógradas y anticientíficas.
La ciencia empírica, no la ideología, ha echado por tierra todas y cada una de las afirmaciones del profesor Polaino acerca de la homosexualidad. Sorprende que quien se dice especialista en el tema desconozca la abundante información existente acerca del mismo. La relación de la homosexualidad con un patrón concreto de relaciones familiares, la teoría del "contagio" implícita en sus opiniones acerca de los peligros de la adopción por parte de familias homosexuales, así como la mayor propensión de los homosexuales a diversas patologías psicológicas o la supuesta "curación" de las tendencias homosexuales por no se sabe bien qué métodos, no tienen ningún fundamento empírico y son radicalmente contradichos por la investigación empírica y la práctica clínica.
Mantener opiniones como las que expresa el profesor Polaino al amparo de su supuesto carácter científico es un triste servicio al prestigio de la psicología y no hace más que reforzar la ignorancia y fomentar los prejuicios y la homofobia. La psicología, como las demás ciencias, trata de descubrir la verdad, no de inventarla.
