Los retos y el dinero
La mejora de la situación económica de la UPV determinará su papel en un futuro de grandes transformaciones
La adecuación e integración en el Espacio Europeo de Educación Superior (EEES) adquieren cada día mayor protagonismo en las agendas de las universidades españolas. A cinco años de su implantación efectiva, el proceso de convergencia se ha convertido en eje principal de las acciones y las transformaciones académicas. La UPV no es ajena a esta realidad, pero su atención se debe centrar igualmente en otros aspectos más específicos, pero de importancia también capital para su futuro: la aprobación, tras años de prórrogas, de un nuevo presupuesto, la normalización definitiva de los polémicos complementos de productividad al profesorado, la puesta en marcha de un nuevo plan universitario, el inicio del nuevo plan plurianual de inversiones para mejorar las infraestructuras, lograr un marco estable de financiación,...
"El apoyo del Gobierno no es el ideal, pero nos produce razonable satisfacción"
Tras esta batería de medidas y proyectos se encuentra el deseo de sentar las bases para acabar con la precariedad económica que ha lastrado la actividad y el funcionamiento de la UPV. La idoneidad de la solución a esta asignatura aún pendiente condicionará no sólo la buena marcha de la universidad pública, sino también sus opciones de acceder con garantías al nuevo modelo que marcará la enseñanza universitaria en Europa.
La actitud que adopte el futuro Gobierno vasco será un elemento crucial, pues el Ejecutivo es el principal financiador de la UPV, a la que aporta el 85% de su presupuesto. Hasta ahora, y pese a las palabras de apoyo del lehendakari, Juan José Ibarretxe, ahora en funciones, las estadísticas siguen constatando que la inversión pública en enseñanza superior está muy por debajo de la media europea y por detrás de la española.
En el equipo rectoral que encabeza Juan Ignacio Pérez predomina la idea de que la situación económica de la UPV va a mejorar. De hecho, se han materializado ya algunos de los compromisos económicos recogidos en el acuerdo firmado en diciembre por Pérez y la titular de Educación, Anjeles Iztueta, como la concesión de un préstamo de 15,4 millones de euros para solventar la deuda que arrastraba la institución o la entrega de seis millones adicionales para pagar los complementos al profesorado, principal causa del déficit en las arcas universitarias. A estas cifras se suman una aportación extraordinaria para gasto corriente de 11,8 millones y otra de 10,4 millones por el contrato-programa para 2005, ambas aprobadas por el Ejecutivo en funciones la pasada semana.
"En este ejercicio se ha producido un considerable aumento respecto al anterior. Vistas estas cifras, se puede ver bien el apoyo del Gobierno a la universidad, que es verdad que no es el ideal, pero que nos produce una razonable satisfacción", afirman fuentes del Rectorado.
Esa visión positiva de la situación actual no es unánime dentro de la comunidad universitaria. Hay quienes ven con recelo y como un riesgo para la financiación de la UPV el paso dado la pasada semana por el Ejecutivo en funciones con la concesión, por primera vez, de sendas partidas de dos millones a las privadas Deusto y Mondragon Unibertsitatea. El anterior vicerrector del campus de Álava, Antonio Rivera, califica esta medida como "auténtico disparate. Se pretende trasladar el modelo concertado de la enseñanza no universitaria a la universidad, pero se olvida que la superior no es una enseñanza obligatoria y no se tiene en cuenta que hay una universidad pública a la que se ha desatendido y que ha pasado por auténticas situaciones de penuria".
El catedrático de Sociología y ex vicerrector de Profesorado Víctor Urrutia no rechaza la posibilidad de que las universidades privadas reciban "cierta financiación pública", pero para ello primero se debe apoyar de forma adecuada a la UPV, lo que, a su juicio, no ha hecho el Gobierno. "Me parece escandaloso que se tomen estas medidas cuando la universidad pública no tiene un presupuesto que cubra sus necesidades", critica.
El Rectorado asegura que respeta las decisiones y competencias del Gobierno, aunque añade que siempre defenderá la idea de que "la principal responsabilidad de la Administración es la universidad pública".
Así lo cree también el catedrático de Ingeniería Javier Muniozguren, más optimista. "Creo que no va a suponer una merma en la financiación de la UPV. Además, no se debe tener miedo al reparto de dinero. Debemos atender nuestros propios problemas sin preocuparnos de lo que se financia al vecino", apunta.
Una apuesta aún por llegar
El paso que, en opinión del Rectorado, se ha dado este año para mejorar la maltrecha situación económica de la UPV es tan sólo un indicio de las transformaciones que llegarán los próximos años. "No consideramos que los incrementos representen el salto cualitativo que deseamos, pero sí que permiten ver que las señales que recibimos son las adecuadas y que vamos por el buen camino", resalta.
La idea que predomina en el equipo del rector es que la verdadera concreción de la apuesta del Gobierno por la universidad pública "está por venir. El Ejecutivo ya tiene sobre la mesa una propuesta para acometer de forma gradual la financiación de las reformas necesarias para que la UPV afronte con garantías la convergencia hacia el Espacio Europeo de Educación Superior.
El principal elemento de incertidumbre que puede frenar o ralentizar este cambio se halla, a juicio del Rectorado, en una posible inestabilidad que condicione la labor del nuevo Gobierno. "Pese a todo, existe una convicción generalizada en todo el arco político de que la universidad pública requiere de una financiación adecuada", argumenta.
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