Horizonte para nómadas
Tres rutas insólitas en América, África y Asia
Fuego interior... fiebre de trashumancia. Las palabras del Kalevala, la milenaria epopeya finlandesa, resumen el impulso de emprender la marcha. Poniendo distancia de por medio, elegimos tres rutas en tres continentes.
En las selvas de El Dorado
Cambio de aires. Para unas vacaciones diferentes, elegimos la selva amazónica, el desierto del Sáhara y el río Ganges. Varias agencias acercan el exotismo a las necesidades del turista.
En 1542, Francisco de Orellana emprendió un viaje desde la cabecera del río Napo, en Ecuador y afluente del Amazonas, en busca de El Dorado. No encontró la fabulosa ciudad de calles pavimentadas con lingotes de oro, pero en cambio descubrió un río inmenso que navegaría hasta su desembocadura en el Atlántico, y una selva sofocante habitada por mujeres guerreras: las amazonas. En el lugar donde embarcaron Orellana y sus compañeros se halla hoy la población ecuatoriana de Coca, puerto fluvial desde el que se organizan excursiones de varios días por el Napo y sus afluentes: el Cononaco, el Shiripuno y el Tigüino. Las rutas se adentran por una de las zonas más salvajes de la cuenca superior del Amazonas, y casi siempre requieren vivaquear en las márgenes de la selva, lo que garantiza una estrecha relación con la fauna local y la posibilidad de contactar con alguna de las comunidades de indios huaoranis. Los que no estén dispuestos a renunciar a las duchas calientes y las cervezas frías, disponen de centros de ecoturismo como Yachana Lodge, ganador del Premio Condé Nast 2004 Ecotourism Award, que concede esta prestigiosa revista de viajes. En España, agencias alternativas, como Años Luz, organizan viajes de naturaleza a Ecuador que incluyen visitas a la Amazonia, a los volcanes Cotopaxi y Chimborazo y al archipiélago de las Galápagos.
- www.vivecuador.com
- www.yachana.com
- www.aluz.com
Bautismo de soledad
"Aquí, en este paisaje completamente mineral, iluminado tanto por las estrellas como por las hogueras, incluso la memoria desaparece; no quedan nada más que la respiración y los latidos del corazón (...). Nadie, después de algún tiempo en el Sáhara, es el mismo". La sensación que produce el encuentro con el vacío y el silencio del desierto africano que describe Paul Bowles en su cuento Bautismo de soledad se extiende casi ininterrumpidamente desde las dunas de Erg Chebbi, una ola de arena de 15 kilómetros de largo por 150 metros de altura cerca de Merzouga, al sur de Marruecos, hasta las montañas del Sinaí, en Egipto. Tuareg, Ámbar
y otras agencias de aventura ofrecen circuitos transaharianos por el desierto argelino, Marruecos, Libia, Mauritania, Níger y Malí.
- www.tuaregviatges.es
- www.ambarviajes.com
Un río entre dos mundos
Mark Twain escribió que Benarés era "más antigua que la historia, más antigua que la tradición, más antigua aún que la leyenda, y parece el doble de antigua que todas ellas juntas". Kashi, su nombre clásico (también se la conoce como Varanasi y como Anandvana, el bosque de la alegría) significa ciudad de la luz, una luz mágica en las mañanas del Ganges, alegre en sus crepúsculos poblados de cometas, misteriosa en el resplandor de las piras nocturnas. La luz que Jean Renoir supo captar como metáfora de la vida en la maravillosa película El río. La naturaleza y los ritos tántricos acompañan al Ganges a lo largo de 2.414 kilometros, desde su nacimiento en el Himalaya hasta su desembocadura en la bahía de Bengala. En la austera Haridwar, cada tarde se celebra el Ganga Aarti, la ofrenda de luz al río que aquí fluye rápido como un torrente, y en Allahabad, a 150 kilómetros de Varanasi, su curso se cruza con otros dos ríos sagrados de la India, el Yamuna y el Sarasvati, el río de la iluminación, en un encuentro que atrae cada año a millones de peregrinos. Nuba Tours organiza viajes de 15 días por las ciudades sagradas del Ganges.
- www.nuba.net
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.