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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un trabajo temerario

Lluís-Anton Baulenas (Barcelona, 1958), autor de una muy abundante obra en lengua catalana en el género teatral y el narrativo y ganador de numerosos premios (los cuales pesan mucho en el mundo cultural catalán), casi no ha sido traducido al castellano, pero ahora dos hechos pueden dar un giro provechoso a la situación: la novela objeto de este comentario ha ganado el Premio Ramon Llull, que incluye la publicación casi simultánea en las dos lenguas, y la película Amor de idiota realizada por Ventura Pons, con guión de Baulenas, basado en su propia novela, que con este motivo ha sido ya traducida, ha tenido cierta repercusión pública.

Baulenas presenta en esta novela, como ya hizo en una anterior, El hilo de plata, una de las pocas que han sido traducidas, el escenario de la guerra y la posguerra. Como sucede en otras varias en una u otra lengua siguiendo la estela de Soldados de Salamina o La sombra del viento. En Por un saco de huesos, desde el mismo prólogo sabemos de qué se va a tratar: un personaje que se dice hijo del Régimen y que como tal se califica a sí mismo de hipócrita, uno que después de la guerra ha ingresado en la Legión y se ha pasado en ella ocho años y ahora valiéndose de las prerrogativas inherentes al cuerpo al que pertenece va a llevar a cabo una empresa desmedida y peligrosa, vengarse de la muerte de su padre y de la de su mejor amigo y cumplir la misión que su padre le hizo prometer en su lecho de muerte, desenterrar los huesos de un amigo del lugar donde están, cercanos a un campo de prisioneros que hubo en Miranda de Ebro y darles digna sepultura en el cementerio.

POR UN SACO DE HUESOS

Lluís-Anton Baulenas

Traducción de Luis Santana

Planeta. Barcelona, 2005

360 páginas. 20 euros

Pero la novela ofrece en capítulos alternos dos narraciones. La peripecia del protagonista niño en Barcelona durante la guerra y la inmediata posguerra y una especie de dietario (aunque el lector podrá apreciar en él al cabo una trampa) fechado en octubre del año 1949 en que el protagonista narra su excursión de Barcelona a Miranda de Ebro. Ahí radica el problema: el narrador es el mismo en las dos series, la expresión literaria, similar y la distancia temporal entre ambas, escasa. Esto impide al lector el ejercicio de la reflexión ética y el examen detenido de lo narrado al estilo del que se produce en casos tan notables como Soldados de Salamina, la novela de Javier Cercas.

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