Einstein en Cuatro Caminos
Un madrileño de 18 años representa a España en la Olimpiada de Física
¿Adónde va la luz cuando se apaga? ¿Cómo es la teoría de la relatividad? ¿Qué es la paradoja del gato de Schrödinger? Las ciencias físicas superan la capacidad de comprensión de la mayor parte de la gente, y esa exclusión del modo de pensamiento considerado como el logro principal de la modernidad la viven muchos como una injuria a su autoestima intelectual. Para otros es un juego de niños. Es el caso de Ricardo Martín Brualla, nacido en el distrito madrileño de Cuatro Caminos hace apenas 18 años. Estudia en el Colegio Alemán y es medalla de oro en la Olimpiada Nacional de Física, de plata en la de Matemáticas, de bronce en la de Químicas y aspira a todo, también, en la Olimpiada de Informática, próxima a celebrarse.
Ricardo Martín es medalla de oro en el concurso nacional de Física y de plata en el de Matemáticas
En el año Einstein, con motivo del centenario de la teoría de la relatividad, España tiene la fortuna de organizar la 36ª Olimpiada Internacional de Física, del 3 al 12 de julio, en Salamanca. Es uno de los acontecimientos del Año Mundial de la Física, y se quiere hacer mejor papel que en el pasado, preparando con tiempo a los cuatro jóvenes que competirán con quienes hasta ahora acaparan el medallero: chinos, rusos, alemanes y de otros países del este europeo. Ricardo Martín es una de las opciones, arropado por los siguientes clasificados: Íñigo Martín Berbed y Javier Infante Bustelo, también de Madrid, y Borja Sanz Martín, de Valladolid. En Salamanca competirán con 350 muchachos de 70 países, para resolver en cinco horas cuestiones cuya respuesta ocupará apenas los tres folios.
Hijo de un ingeniero aeronáutico y de una licenciada en Psicología, Ricardo es ya un veterano de las olimpiadas científicas. Ha competido con igual firmeza en física y matemáticas que en químicas o informática. Representó a España en la Olimpiada de Física de Corea (mención de honor), en la Iberoamericana de Matemáticas y en la de Informática de Atenas.
Ricardo es alto, fuerte, moderno. En el hotel donde nos hemos citado para la entrevista, el sábado a mediodía, hay a esa hora decenas de bulliciosos chavales llegados de Sevilla siguiendo al Betis. Parece uno más. Pero muy pocos tienen, como Ricardo, una hermana mayor que les regale, a los 12 años, un librillo sobre la teoría de la relatividad. "Se quedó en el estante hasta el año pasado. Fue entonces cuando entendí la teoría de la relatividad. Einstein fue un genio, probablemente el mejor físico de principios de siglo XX. Pero se ha mitificado demasiado, la sociedad conoce muchísimas cosas sobre Einstein, pero nada sobre Planck o Heisenberg, que también cambiaron la concepción del mundo".
Ricardo Martín Brualla tuvo la suerte, también, de un "profesor especial", que le sigue desde los 10 años. "Se llama Albrecht Hess y llegó a mi colegio desde un departamento de la Politechnique de París. Es matemático y doctor en físicas, y de joven fue olímpico internacional, medalla de plata en Matemáticas. Nació en la Alemania comunista y casi no le dejan entrar en la universidad por criticar al régimen", dice el alumno con admiración.
Siempre le encantaron, de pequeño, todo tipo de máquinas: grúas, aviones, coches, camiones... Hoy está entusiasmado con los éxitos de Fernando Alonso en fórmula 1. Pero tampoco le disgustan las letras: lee mucho -ahora mismo, El mundo de Sofía, de Jostein Gaarder- y frecuenta el cine. Y no tiene mentalidad de niño prodigio, ni cree que sus compañeros lo vean de esa manera, aunque se le acerquen, a veces, con preguntas raras, la última vez sobre la paradoja del gato de Schrödinger [el célebre experimento mental de Erwin Schrödinger, en 1937, sobre las diferencias entre interacción y medida en el campo de la mecánica cuántica]. Una de las cuestiones que más le atrae, ahora, es "el por qué los neutrinos pueden cambiar de tipo mientras viajan a través del espacio". De mayor quiere ser físico o ingeniero, pero también le gustaría dedicarse a la inteligencia artificial.
Por cierto, ¿adónde va la luz cuando se apaga? Contesta: "Se queda en nuestros recuerdos; en el momento en que deja de fluir, deja de existir. Así pasará dentro de millones de años, cuando el Sol se apague y el sistema solar quede a oscuras".
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