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Entrevista:LUCIANO PAREJO | Rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo | LOS CURSOS DE VERANO

"La mayoría de los patrocinadores te vienen con el curso debajo del brazo"

Carmen Morán Breña

Los cursos de verano han ido perdiendo brillo, no parecen interesar a los estudiantes y ése es un objetivo irrenunciable. ¿Dónde está el problema? El nuevo rector de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Luciano Parejo (Santa Cruz de Tenerife, 1947), apunta una sucesión de quizás que está dispuesto a revisar en cuanto concluyan estas vacaciones: quizá sean los contenidos, quizá el cauce para llegar a los más jóvenes, quizá una dinámica alejada de los fines para los que se crearon: un contacto más estrecho entre profesores de prestigio y alumnos anónimos. "Hay que hacer autocrítica", sugiere el rector de la UIMP: el verano santanderino va a revisarse.

Pregunta. Cada vez hay más cursos de verano, cada universidad tiene los suyos. Se diría que pasan su mejor momento y, sin embargo, ¿no tiene la impresión de que han perdido parte del interés con que se les saludó hace algunas décadas?

"No se trata de evitar la política por la política. Pero hay que evitar que el político llame y te diga 'quiero esto"
"El contacto entre el profesor y el alumno ha desaparecido. Ése era el sentido de la extensión universitaria"

Respuesta. Sin duda. Hay sobreabundancia y saturación de cursos, y no sólo en verano, en general. A eso se añade que las universidades llevan años perdiendo alumnos y hay una caída en las matriculaciones general y creo que sostenida, debido a esa sobreabundancia y a la pérdida de interés de los cursos. Yo creo que los medios utilizados para anunciarlos, la prensa, los convencionales, muy probablemente no son la mejor manera de llegar a los jóvenes. Tenemos que hacer un mayor esfuerzo, pero también hay que incrementar la financiación pública porque un sector importante de la población puede tener dificultades para costearse estos cursos.

P. ¿Cómo cambiarán los cursos?

R. Sorprendería ver dónde se matricula la gente: desarrollo embrionario, células madre, medicina regenerativa, escuela de antropología... Este año he recuperado la bienal de arquitectura, desplazada a Comillas; me he empeñado en que vengan arquitectos buenos a explicar esto: la ciudad, la calidad de vida, la movilidad, el ruido, medio ambiente urbano. Se han matriculado muchos alumnos. Creo que la gente busca un marco de referencia más amplio, literatura, teatro, una escuela de teología ha tenido un éxito espectacular. Los alumnos buscan complementos a su personalidad. En cuanto se cierren los cursos este año hay que hacer autocrítica, pensar, recoger ideas y diseñar un programa atractivo y selectivo para el año que viene.

P. Una de las críticas más oídas es la mucha política que hay en los cursos. A veces parece que se traslada el Parlamento... Y los contenidos que se repiten cada año.

R. Sí, el ponente profesional (ríe). Este año he seleccionado lo que he podido y algunas cosas ya no aparecen, pero hay otras cuyo interés consiste precisamente en la permanencia; las condicionaremos a su éxito. Política: hay que ser equilibrados, no se trata de evitar la política por la política, porque, entendida en correcto sentido, nos atañe a todos. Pero hay que evitar que el político llame y te diga: 'Quiero esto'.

P. ¿Y qué hay del contacto estrecho entre el profesor y los alumnos que caracterizaba los cursos estivales?

R. Ha desaparecido. Eso es otra cosa que quisiéramos cambiar. Eso era original de la II República. Entonces un profesor era un señor que estaba en la universidad, con sus alumnos; ése era el sentido de la extensión universitaria. Ahora el profesor es un especialista que va de aquí para allá, ofrece su mercancía... (ríe). Así que te llega en el avión de las nueve y se va en el de la una porque tiene otra cosa en no sé qué otro sitio. Esto es un problema, tenemos que intentar comprometer al profesorado, que se estén en la universidad por lo menos dos o tres días.

P. Ésta es una universidad peculiar. ¿Qué ideas tiene para ella?

R. Una vez que las convencionales tienen cursos de verano, se desdibuja su perfil un poquito. Tenemos que hacer de la UIMP una especie de reflejo práctico de la política de educación superior. Tiene que empezar a hacer actividades permanentes, no compitiendo con la universidad convencional, pero sí organizar posgrados, masters y un doctorado de calidad. Pero, puesto que no tenemos profesorado, pues utilizar la capacidad del sistema universitario español poniéndolo al servicio de ese ejemplo. Me he propuesto, además, digitalizar todo el acervo; hasta ahora se han filmado cosas en vídeo, de forma muy estática, pero hay conferencias de Mario Vargas Llosa, por ejemplo. No vamos a inventar la pólvora, sólo a tratar de mejorar en los aspectos en que podamos.

P. ¿Qué aporta la UIMP a un curso en el que se colabora con otras universidades?

R. Una gestión ágil que es más complicada para las universidades convencionales. Nuestra financiación no es por carga docente, y para ellas es más costoso tener más carga lectiva, no podría asumirla sin tener mayores ingresos. A nosotros nos subvencionan por carga lectiva, por lo que puedo ofrecer un título oficial sin ese inconveniente.

P. ¿Qué hay de la financiación?

R. El Estado nos da una subvención, pero no financia la universidad. La UIMP está acostumbrada a funcionar como una universidad privada; funcionamos por patrocinio, eso nos obliga a espabilar, y está bien. Aunque sería bueno encontrar un mayor equilibrio, porque el Estado en la actualidad pone muy poquito.

P. La financiación privada no es el punto fuerte en España.

R. Hay dos problemas. Uno, que los cursos financiados se han extendido, así que parte de la tarta está en entredicho; y dos, que en este país el patrocinador general, el que apuesta por una institución y la financia en función de unos objetivos cumplidos, es muy minoritario. Aquí se lleva más el "yo quiero hacer tal cosa y eso es lo que te financio". Así pues, el problema es encontrar financiadores generales que permitan diseñar desde la universidad unos cursos de verano coherentes y que respondan a lo que creemos que es la demanda, porque la mayoría de los patrocinadores te viene con el curso debajo del brazo, un problema que va teniendo la UIMP durante mucho tiempo: el equilibrio entre lo que ella quiere ofrecer y lo que puede ofrecer, porque es una mera suma de cursos que vienen ya con el pan debajo del brazo. Es uno de los retos más gordos y hay que concentrarse en ello, porque eso es apreciable ya en la oferta de verano.

P. Quizá se ha primado en exceso el interés mediático...

R. Hay un interés espurio, que es buscar el golpetazo informativo por buscarlo. A mí me parece que eso no se debe hacer, pero sí hay que buscar el buen impacto mediático, el que deben buscar los medios porque consideren que aquello tiene interés informativo, porque eso significaría que hemos cumplido nuestra misión de poner a la universidad y a la sociedad en contacto.

Luciano Parejo, en la sede madrileña de la UIMP.
Luciano Parejo, en la sede madrileña de la UIMP.ULY MARTÍN

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Sobre la firma

Carmen Morán Breña
Trabaja en EL PAÍS desde 1997 donde ha sido jefa de sección en Sociedad, Nacional y Cultura. Ha tratado a fondo temas de educación, asuntos sociales e igualdad. Ahora se desempeña como reportera en México.

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