Tren y mercancías: historia de un engaño
Con un estado intelectual de tristeza semejante al que siente el médico al firmar una defunción, sabiendo que hizo un diagnóstico correcto, pero que no fue compartido por sus colegas, y asumiendo el inútil y patético "yo ya lo dije", hay que repetirlo siete años más tarde: la Comunidad Valenciana va a quedar ferroviariamente aislada de Europa, por una generación más, cuando el tren es más vital que nunca. Decir estas cosas (perdón por la petulancia) produjo tales reacciones en el Gobierno autonómico que la mera prudencia llevó a presentar una dimisión. Como todo lo que ocurre en estos lares, también en la conexión ferroviaria, lo que tiene que ver con Madrid difiere del correspondiente y homólogo problema respecto a Barcelona. Sin embargo, ambos resultados finales son para que nos planteemos colectivamente por qué somos objeto de tanto engaño.
"Surge un proyecto para ese corredor, llamado Ferrmed, voluntarioso, pero sin dinero y que llega diez años tarde"
1) En cuanto a la conexión radial, los números decían que había que tomar una decisión: por Albacete o por Cuenca; sólo una línea era factible económicamente, aunque un Álvarez Cascos desbocado prometiera 7.200 km de alta velocidad a lo largo y ancho de España. Uno hizo números, aplicó modelos y le salió mejor la solución por Cuenca, con el tramo de Albacete como un corredor a mejorar para mercancías.
La cuestión era optar y decidir, pero esto era demasiado pedir. En Murcia, hace un lustro, Álvarez Cascos, Zaplana y Bono dijeron que los dos trayectos y que el presupuesto daba para todo: ¡Se siguió faltando a la verdad! Ellos ya están en otros cargos y ni siquiera responsabilidades democráticas podemos pedirles. La realidad en 2005 es conocida: los fondos europeos se acaban y ni el tramo común Madrid-Motilla, ni los ramales que desde Motilla van hacia Albacete y Valencia/Alicante por un lado, y el directo a Valencia por otro, van a terminarse en el corto-medio plazo. No hay dinero.
El PSOE tuvo la ocasión de racionalizar la situación pero no se atrevió. Es un testimonio que uno, ahora, debe poner negro sobre blanco. Llegar por tren a Madrid es algo más que resolver los problemas de su paso por l'Horta Sud y La Ribera, es tener presupuestos para superar situaciones caras como fue Contreras para la A-3, construir estaciones en Valencia y en Alicante y no dejar a Castellón como si fuera tierra de nadie. Quizás Bono tendrá conectadas Cuenca y Albacete, pero para el Castellón-Valencia-Madrid, nos quedan mucho años de seguir con el rodeo secular por Alcázar de San Juan.
2) Vamos con el corredor mediterráneo. Ejercicio para el lector: a) Hacerse con un mapa de Europa con la actual infraestructura ferroviaria. b) Dibujar los 30 proyectos prioritarios que la UE. c) Trazar una línea que una Tarragona con Algeciras. Resultado: lo que queda entre esta línea y el Mediterráneo es nada, el vacío. ¡Al sur del Ebro (País Valenciano, Murcia, Andalucía oriental) el nuevo ferrocarril no existe!
¿Tan malvados son los chicos de la Comisión? No, sólo unos perezosos dispuestos a creerse lo del Levante feliz y las medias verdades que los distintos representantes de Fomento mandaron a Bruselas como realidades irrefutables, aunque fácilmente comprobables, si hubiera habido voluntad política de hacerlo. Cuando se planificaba la Red Transeuropea de Transportes, no dejaba de manifestar mi asombro, en Bruselas y en España, por los mapas que se mandaban desde Madrid, donde se dibujaba entre el norte de Castellón y el sur de Tarragona una línea igual de hermosa y análoga a la que representaba el real AVE Madrid-Sevilla, además de dar por iniciado el Valencia-Castellón. La respuesta que me daban los funcionarios de la UE: nos informan que entre La Encina y Tarragona (y de allí a la frontera) todo está en marcha y por ello no hay razón para incluir un euro para este corredor. A la falta de ganas de Bruselas de discutir con Madrid, estaba el silencio de las dos Generalitats, la catalana (explicable porque la nueva frontera del ancho europeo se situará en Cambrils y en Port Aventura) y, mucho más incomprensible, la valenciana, que tenía prohibido plantear cualquier cosa que sonara a colaboración con Cataluña.
Hace unas semanas, cuando todo el pescado estaba vendido, va y se reúnen los dos consellers para ¡ver qué hacer entre Castellón y Tarragona! Un acto casi hipócrita, ninguno tiene un duro y su obligación había sido en su momento ir juntos a por una movilidad sostenible para este corredor también al sur del Ebro. Sin embargo, prefirieron mirar a otro lado. Miren cómo estarán las cosas que va y surge ahora un proyecto para este corredor, llamado Ferrmed, voluntarioso, pero sin presupuesto y que llega 10 años tarde, los que lleva gestándose, sana envidia, el Madrid-Zaragoza- Lleida-Tarragona-Barcelona.
3) Qué diferencia entre nuestro gobierno autonómico y el de Euskadi, que sigue adelante con la adjudicación de los tramos de su Y ferroviaria, a pesar del requerimiento de incompetencia que el Ministerio de Administraciones Públicas le hizo a comienzos de mayo antes de acudir al Tribunal Constitucional. Su consejero de Transportes ha sido claro con la intención de seguir con el proceso por ser la única forma de que la línea de alta velocidad esté operativa para 2010: "Nunca hemos negado que la ejecución de la Y sea competencia del Estado. Lo que pedimos precisamente es que asuma su responsabilidad. Pero mientras no lo haga, no podemos quedarnos parados. La sociedad vasca nos exige que sigamos adelante". ¿Se imaginan a Camps, a García Antón, o a Pla encabezando una posición como ésta?
Uno no puede sino solidarizarse con los vascos. Han sido años en los que Fomento ha dicho que el corredor Mediterráneo existía y el resultado lo tienen en las páginas de este periódico: de Algeciras a Perpiñán las mercancías seguirán la ruta Córdoba-Madrid-Zaragoza-Barcelona-Cerbère. La única vía que nos queda es la carretera, esto es, dividendos para la antigua Acesa, el incumplimiento con Kioto y el inevitable peaje que impondrá la UE derivado del muy racional "quien contamina paga".
Creo que no nos merecíamos esto, pero las cosas están así y los modelos de movilidad no se cambian en cuestión de meses. Lo del pensat i fet no sirve.
Gregorio Martín es catedrático de Ciencias de la Computación de la Universidad de Valencia
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