El Salón del Cómic premia a Carlos Giménez y Miguelanxo Prado
Raquel Alzate obtiene el galardón al autor revelación, y 'Mister K', a la mejor revista
Carlos Giménez presentó el lunes en Barcelona una exposición en una biblioteca y ayer recogió en la misma ciudad el Gran Premio del Salón del Cómic, que se celebra hasta mañana en la Fira de Montjuïc. Giménez es un dibujante y guionista de los de la vieja escuela y afirma con resignación que esto de hacer historietas es "una profesión que está desapareciendo". La mansión de los Pampín, de Miguelanxo Prado, uno de los autores españoles más internacionales, obtuvo los galardones al mejor guión y a la mejor obra de 2004, cada uno de ellos dotado con 3.000 euros.
Los premios del Salón del Cómic se deciden por votación de los profesionales del sector y los canaliza la organización del mismo, Ficomic. La nómina de ganadores en la ceremonia de entrega de anoche se completa con la ilustradora vasca Raquel Alzate (Baracaldo, 1972), que ganó el Premio Josep Toutain al autor revelación; la joven publicación barcelonesa Mister K, el premio a la mejor revista, y BD Banda, al mejor fanzine. El álbum Jimmy Corrigan. El chico más listo del mundo (Planeta DeAgostini), de Chris Ware, una obra apreciada se diría que unánimemente, ganó el premio a la mejor obra extranjera.
Carlos Giménez (Madrid, 1941) es autor de las series Paracuellos, donde relata experiencias propias y ajenas en los siniestros hogares del Auxilio Social de los años cuarenta, y Los profesionales, basada en sus vivencias como profesional de la historieta en la empresa Selecciones Ilustradas de Josep Toutain, de Barcelona, en los años sesenta, publicadas ambas por Glénat. Ahora, explicó, está trabajando en la segunda parte de Barrio, una serie también de tono autobiográfico. Cronista de la historia reciente de España, Giménez ha retratado la transición y ha realizado álbumes de corte realista. El Gran Premio del Salón está dotado con 6.000 euros.
La mansión de los Pampín (Norma), de Miguelanxo Prado (A Coruña, 1958), es la peripecia tragicómica de una familia que hereda una finca destartalada en una aldea. Los Pampín se encuentran atrapados en una odisea kafkiana frente a los poderes fácticos del lugar. Prado, ganador de un premio Alph-Art del Festival de Angulema, es autor de Trazo de tinta y el recopilatorio Quotidianía delirante. Recientemente ha participado en la obra colectiva Lanza en astillero (Sins entido), que ha sido coordinada por el crítico Jesús Cuadrado y se puede ver en forma de exposición en el mismo Salón del Cómic.
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