El PP de las cuatro cabezas
Al PP se le van las cabezas de las manos, y la lengua de fuego no hace presa. Se repite, se enfrasca en su error, se cierra al mundo exterior. No puede decirse que las conclusiones en la comisión de investigación del 11 de marzo hayan variado de las que emitió el mismo día: no se sabe quién fue el "autor intelectual", las bombas estaban fabricadas para impedir que el PP ganara las elecciones, la policía y la Guardia Civil no comunicaron al ministro del Interior lo que sabían, y los terroristas cambiaron la política interior y exterior de España. (Es cierto que cambió: para mejor, pienso yo). Tampoco varía mucho el san Jorge socialista: el PP mintió para ganar votos y el terrorismo no tuvo más móviles que la desesperación de millones de personas que se creen víctimas de Occidente y que se amparan en la ideología religiosa y política del islam para defenderse. No son muy distintas las otras apreciaciones de los grupos de parlamentarios: algunas más duras, algunas más transigentes, pero la realidad es que el PP se encuentra solo. Una vez más.
Lo curioso del asunto es que todo lo que hace el PSOE en España parece, en el PP, una misma cuestión: si se autoriza el matrimonio homosexual es para hundir la familia católica y por lo tanto la fuerza de la Iglesia; y será un encargo de los musulmanes. La adhesión insistente a Europa es por debilitar a Estados Unidos y por lo tanto para minar sus esfuerzos militares y civiles contra el terrorismo. No digamos las posibilidades de hablar con ETA, que es una cabeza visible y especializada de ese terrorismo internacional que quiere acabar con Occidente, y así pasa con la nueva amistad con Venezuela, que es lo mismo que Cuba. Todo esto es un razonamiento bastante concreto, y eso quiere decir que la Razón, cuando la emplean los que se amparan en la Fe, produce monstruos.
Éstos son los rasgos de las conclusiones parciales que los partidos presentarán en la comisión. Pero no habrá que perderse las últimas sesiones: cómo las presentarán y defenderán. Tendrán todas las características de un show político y la posibilidad de que el PP se hunda cada vez más en la ciénaga verbal que él mismo creó. Mal tiempo de dragones.
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