Blair congela el referéndum sobre la Constitución europea

El Gobierno británico dio ayer un paso en solitario y, a pesar de los llamamientos de la Comisión Europea a que ningún país tome ninguna decisión unilateral, decidió dejar en suspenso su referéndum sobre la Constitución europea. Tras el triunfo del no en las consultas celebradas en Francia y Holanda, el primer ministro británico, Tony Blair, juzgó que no tiene sentido mantener la consulta en el Reino Unido, donde la opinión pública es mayoritariamente contraria al tratado.

"Nos reservamos por completo el derecho de traer de nuevo el proyecto de ley si las circunstancias cambian", aseguró el ministro de Exteriores, Jack Straw, en su comparecencia ante la Cámara de los Comunes. "Pero no creemos que tenga sentido seguir adelante en este momento".

Jack Straw defendió el carácter europeísta de su Gobierno, que ha apoyado el proyecto constitucional y ha logrado en las duras negociaciones exigencias importantes para Londres. "La Unión Europea sigue siendo un logro valioso y único, central para la prosperidad y el bienestar del Reino Unido".

Pero las circunstancias creadas por el rotundo rechazo a la Constitución en Francia y Holanda en los últimos días, aseguró Straw, han provocado la suspensión del referéndum. La decisión británica no fue seguida por otros países. Polonia y Portugal aseguraron que mantienen sus consultas para el otoño, aunque el ministro de Exteriores portugués, Diogo Freitas do Amaral, dijo que este proyecto "ya no es viable".

El primer ministro de Luxemburgo, Jean-Claude Juncker, presidente de turno de la Unión Europea, aseguró que el proceso de ratificaciones "no ha muerto". Y el presidente de la Comisión, José Manuel Durão Barroso, declaró que hay que escuchar las opiniones de los Veinticinco porque "cada Estado tiene la misma importancia en la UE".