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ELECCIONES GALLEGAS | La batalla por el voto

Touriño elude replicar al candidato del PP y promete 140.000 empleos

"A la primera cacicada, a la Junta Electoral", dice el cabeza de lista del PSdeG por Ourense

Carlos E. Cué

Emilio Pérez Touriño no tiene pensado responder a los ataques diarios de Manuel Fraga y Mariano Rajoy. "No voy a hablar del PP", explicó ayer ante unas 600 personas de O Carballiño (Ourense), que esperaban exactamente lo contrario. "No quiero hablar del pasado, del caciquismo, del atraso. Quiero hablar de empleo, esperanza y futuro. El tiempo político de Fraga se acabó", dijo antes de pasar a las propuestas concretas y a una promesa: 140.000 empleos.

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Touriño no quiere entrar a la batalla del ataque entre políticos. Tampoco ayer, que estaba en Ourense, una de las provincias más envejecidas de España, donde la emigración hace estragos y el candidato aprovechó para poner el ejemplo de su propia abuela, analfabeta, a la que "la derecha sólo le dio la posibilidad de coger la maleta". El PP arrasa desde siempre en estas tierras del interior gracias al control del electorado que tiene José Luis Baltar, el hombre fuerte aquí de la derecha. El mismo que hace dos días pidió a sus alcaldes que "roben los votos a quien sea". El líder socialista dejó ese trabajo sucio en manos de su jefe de filas en la provincia, Manuel Vázquez, alias Pachi. "Vamos a trabajar todos para que los que nos quieran votar, lo puedan hacer". Por eso llamó a todos los que vivan en pueblos dominados por el PP: "No les vamos a pasar ni una. La primera cacicada que veamos, a la Junta Electoral. Hay que votar con libertad. No nos hace falta robar, sólo que no nos roben, con eso vale". Además pidió a la gente que llame por teléfono a sus familiares en América para convencerles.

Touriño insiste en que piensa mantener hasta el último día la campaña que tiene diseñada, que resume con una frase: "Por cada insulto, una propuesta". Ayer, cuando los periódicos estaban llenos de las frases agresivas que le habían dedicado sus rivales el día anterior, el candidato socialista esquivó el envite con una frase: "Ya pasó el tiempo del insulto y la intolerancia, no queda tiempo para la provocación. Ahora tenemos que hablar de lo que importa, del empleo estable". Y a partir de ahí, como si no fuera con él, Touriño desgranó su decálogo de Gobierno, sus prioridades, que se centran sobre todo en ese empleo. Los jóvenes que aún hoy, después de generaciones de emigrantes, abandonan Galicia para trabajar en Canarias, son el eje del discurso social del PSdeG. Además de esa prioridad, el decálogo también compromete al candidato a luchar contra la discriminación laboral de las mujeres, a crear 30.000 plazas de escuelas infantiles, libros de texto gratuitos, 25.000 viviendas de protección oficial, y que nadie tenga que esperar más de 45 días para ser atendido en la sanidad pública gallega. Ayer, en O Carballiño, anunció además un plan de reequilibrio territorial, para que no haya una Galicia de dos velocidades, entre la costa pujante y el interior envejecido.

El candidato socialista asume que tal vez algún día tenga que romper esa línea y entrar a los ataques que le van a lanzar desde el PP. Pero quiere esperar todo lo que pueda para lanzar sus mensajes programados. Touriño no se salta nunca el guión preestablecido. Y cada día desgrana en los mítines una nueva propuesta. No importa cuál sea su auditorio. Su fidelidad al papel llega a tal nivel que el viernes, en Camariñas, en plena Costa da Morte, ante unas 300 personas, muchos de ellos mayores, expuso sin pestañear su programa sobre la extensión de la red de banda ancha a toda Galicia, incluida la Costa da Morte. Muchos paisanos le miraban extrañados cuando hablaba, pero él siguió con su explicación de las posibilidades de internet.

El candidato socialista Emilio Pérez Touriño, segundo por la izquierda, ayer en Ribadavia.
El candidato socialista Emilio Pérez Touriño, segundo por la izquierda, ayer en Ribadavia.EFE
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Nerviosismo rival

El PSdeG está a la vez sorprendido y satisfecho por el agresivo inicio de campaña de su rival, el PP. Los insultos y constantes vinculaciones del socialismo con el nacionalismo radical y hasta con ETA son, para los dirigentes del PSOE, una muestra de nerviosismo de su rival. Éste ha planteado, dicen, una campaña que apela sólo al voto del miedo. Los socialistas asumen que tal vez sea ésta la única campaña posible del PP. "Nadie puede ver a Manuel Fraga en clave de futuro, no sería creíble que ahora se pusiera a prometer hospitales o la banda ancha. Todo el mundo sabe que si sigue es porque no les ha dado tiempo a hacer bien la sucesión", explica un dirigente después de ver el inicio de campaña. "Por eso apelan al modelo de campaña de Rajoy en 2004, hablando todo el día de

Carod Rovira". Sin embargo, los estrategas del PSdeG están convencidos de que esa línea ya fracasó en 2004 en las generales, y creen que lo volverá a hacer ahora. "El nacionalismo democrático en Galicia no es visto como un peligro por nadie", insiste el propio Emilio Pérez Touriño. Además, el PSdeG cree contar con otra baza. Si hasta ahora Fraga era la imagen de la estabilidad para muchos gallegos, incluidos la mayoría de los empresarios, la división interna del PP, que ya nadie esconde, ha convertido a los socialistas, a pesar de la incógnita que representa una formación como el BNG, que nunca ha gobernado, en una opción tanto o más segura que la del partido que ocupa ahora la Xunta.

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