Aznar y Rajoy marchan por separado y aclamados al grito de "¡presidente, presidente!"
"Estas personas quieren decirle al Gobierno que a ETA hay que derrotarla", declara el líder del PP
La cúpula del PP, encabezada por su presidente, Mariano Rajoy, participó en pleno en la manifestación de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) en contra de cualquier diálogo con ETA. La mayoría de ellos caminó, tras una pancarta que decía Libertad con dignidad, en un grupo compacto, salvo el ex presidente del Gobierno José María Aznar, que prefirió estar con su familia y mezclado entre la gente unos metros más atrás. Tanto Rajoy como Aznar fueron aclamados al grito de "¡presidente, presidente!". Los máximos dirigentes y cargos públicos del PP se dieron un baño de multitudes.
Aznar, sobreviviente de un atentado de ETA en 1995, llegó con su esposa, la concejal madrileña Ana Botella, y su hijo pequeño, Alonso -con una bandera española a modo de capa y una gorra azul con el escudo constitucional-, unos minutos antes de que comenzara la marcha. El ex jefe del Ejecutivo explicó en un artículo publicado ayer en el diario La Razón que acudiría a la protesta porque no quiere "menos España" ni que nadie "entregue" su libertad. Los manifestantes que le rodeaban le gritaron "presidente, muchas gracias", "Aznar, el mejor presidente" o "éste sí que es un presidente". Él respondía saludando con la mano y con una sonrisa de satisfacción.
Cuando los Aznar llegaron, ya estaban en la segunda cabecera de la manifestación, la de los políticos y "autoridades", Rajoy; el secretario general del PP, Ángel Acebes; la líder del PP vasco, María San Gil, que caminó entre los dos mencionados; la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre; el de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps; el portavoz en el Congreso, Eduardo Zaplana; el portavoz en el Senado, Pío García Escudero; el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, los ex ministros Federico Trillo y José María Michavila, y otros muchos representantes del primer partido de la oposición. A ellos se sumó la concejal socialista de Getxo (Vizcaya), muy crítica con la dirección del PSE, Gotzone Mora.
El grupo marchó a duras penas entre los miles de manifestantes que, como a Aznar, les querían fotografiar, saludar y hasta pedir autógrafos. El europarlamentario y ex ministro del Interior, Jaime Mayor Oreja, también prefirió caminar al margen de la delegación de su partido.
Rajoy destacó el "enorme éxito" de la manifestación convocada por la AVT y agregó que su partido seguirá trabajando en "la derrota de ETA y no en la negociación" con la banda terrorista. El líder del PP añadió: "Hay cientos de miles de personas que lo único que quieren es decirle al Gobierno de España que al terrorismo hay que derrotarlo, que hay que aplicar la ley y los instrumentos que establece el Estado de derecho y que, además, no se puede negociar con una organización terrorista ni pagar un precio político" por la paz.
El líder del PP se mostró satisfecho por la participación -"La enorme respuesta que han dado los españoles de todas las edades, de todas las condiciones y de todas las formas de pensar", aseguró- en una convocatoria al servicio de la cual el PP ha puesto toda su maquinaria. Miles de militantes populares y cargos de todos los rincones de España llegaron en autobuses para clamar contra un hipotético diálogo con ETA. Ningún otro partido se adhirió a la convocatoria.
La pancarta que abría la marcha Por ellos, por todos, negociación en mi nombre ¡No! fue portada por personas que sobrevivieron a atentados de ETA y por familiares de víctimas. Allí estaba la madre del concejal sevillano Alberto Jiménez-Becerril, asesinado en 1998 junto a su esposa. Un doble asesinato que dejó tres huérfanos. Cerca de ella estaba Nuria Beatriz Rodríguez, a la que la banda terrorista dejó huérfana en 1981, cuando era una cría de nueve años. Nuria mostraba sobre su camiseta blanca una fotografía de su padre Manuel R. Taboada, militar asesinado en la calle de Conde de Peñalver de Madrid. Otro de los que portaba la pancarta era Miguel Polvorinos, que sobrevivió a un atentado el 27 de marzo de 1991 en el cuartel de Mungia (Vizcaya). En segunda fila caminaban unas mujeres que se afanaban por explicar que ellas, de la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11-M, también estaban allí. Unos metros más adelante marchaban en sillas de ruedas otras víctimas, entre ellas Irene Villa, que declaró: "En cuanto cedamos un paso, ETA volverá a matar".
El contraste al paso de las víctimas y de los políticos era evidente. Ante las primeras, los manifestantes guardaban un respetuoso silencio. Ante los populares, arreciaban las proclamas contra el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Los "Zapatero, embustero", "Zapatero, dimisión" fueron continuos a lo largo de los 1,8 kilómetros que recorrió la marcha.
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