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Columna
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Rapto

Raptar a Europa sigue siendo uno de los objetivos perseguido por los diferentes núcleos de poder que influyen en el mundo. En su proceso actual el continente europeo se dirige a estar constituido por unos treinta países, con una moneda única para conformar la primera potencia económica y política del mundo en 2010 y durante treinta o cuarenta años.

El frenazo que se da a su trayectoria, con la negativa de una parte considerable de los ciudadanos franceses y holandeses al actual tratado constitucional, se encuentra enmarcado en el abanico de intereses de muchos países y potencias. Francia ha sido el brazo ejecutor de la voluntad de muchos otros países europeos. Los Países Bajos están entre los seis fundadores de la Unión Europea. La UE había corrido mucho en poco tiempo. El euro se ha fortalecido. La ampliación de 15 a 25 países miembros desafía todos los controles de crecimiento conocidos. Los euroescépticos veían peligrar el difícil equilibrio que contribuye a que los países anglosajones no se sientan amenazados en su peculiaridad. Reino Unido e Irlanda son la cabeza de puente de Norteamérica en Europa. Y los Estados Unidos se debaten en la contradicción de sentir cómo se tambalea su hegemonía, a unos años vista, y la conveniencia de contar con una potencia aliada que cubra el Mediterráneo hasta los Urales y el Bósforo.

La pregunta que deberíamos formularnos es si el interrogante que se cierne sobre el proceso europeo de crecimiento nos beneficia o nos perjudica. Los valencianos durante muchas décadas hemos basado la conquista de progreso inequívoco en el librecambismo y en la defensa sin condiciones de ideal de los Estados Unidos de Europa que esgrimía Jean Monnet. Es curioso que los más significados padres de la Unión Europea -Schuman y Monnet- fueran precisamente franceses.

Europa se encuentra en plena crisis de crecimiento y las dificultades económicas ocasionan temores y recelos. Alemania y Francia atraviesan por una tensa situación interna. Los británicos levantan los hombros desde la barrera y los demás corremos el riesgo de pagar el pato. Constituir un núcleo de equilibrio que contenga el imperio norteamericano, sin despreciar una alianza con Rusia y vigilando la trastienda del flanco africano, es un escenario con el que Estados Unidos sueña, siempre que se respete su liderazgo en el mundo y sus poderosos intereses económicos.

Decididamente la Comunidad Valenciana ha de dar su paso adelante para crecer más y mejor. Jean Monnet, cuando alguien le preguntaba cuál era su filosofía, respondía: "La respuesta es fácil. Está en la vida misma, en las incertidumbres, sus esperanzas, sus constantes ajustes y decepciones, y también en su continuidad y, en definitiva, en la seguridad de su éxito, siempre que no nos abandonemos. El plan es una creación continua".

Quizás ha llegado el momento de plantar cara de forma colectiva. Los eurócratas saben que la estabilidad de precios y la moneda única son decisivos, junto con la aprobación ciudadana, para que el proyecto llegue a buen puerto. El destino de Europa ha llegado con nosotros dentro.

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