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Columna
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Anticorrupción a tope

De aquel "soy y estoy en la luz que me produce", de Pablo Neruda, al vaya usted a saber cuánto de sinuoso en un "soy y estoy en el indicio que me delata", anónimo o de Carlos Fabra, hay todo un esplendor de versos y una denuncia en el Tribunal Superior de Justicia; un poderoso y amazónico "capitán de las sílabas del agua", y un ensombrecido patrón de conveniencia y ladrillo. Del vendaval de la voz y de los principios, al silencio asustadizo de quien presuntamente ha perpetrado tráfico de influencias, prevaricación y un ilustrativo catálogo de infracciones, ya bajo investigación judicial, antes de que la Agencia Tributaria lo empitonara, además, por un supuesto fraude fiscal. Andaba el cronista sosegado en la evocación civil de Tercera residencia, cuando la SER le sirvió la noticia: otra denuncia contra Carlos Fabra, presidente de la Diputación Provincial de Castellón y quién sabe qué más manualidades. Sin embargo, y aún con tanto, el cronista no llamará delincuente al interfecto, pues que tal pronunciamiento, corresponde, en primer lugar, y si así fuera, a los magistrados que dicten sentencia condenatoria, en el caso de que le toque, de una vez. Paradójicamente, Alejandro Font de Mora, consejero de Educación (?), no ha tenido prudencia ni sonrojo alguno, en gritárselo a la diputada socialista Ana Noguera, y para mayor torpeza, bajo los efectos de una interpretación inadecuada, de un malentendido, en fin, del que luego ha sido incapaz de excusarse, ya que no de avergonzarse, en este crispado y escandaloso escenario de la política abrupta que se gasta en este país. ¿Estamos condenados quienes quitamos y ponemos, con nuestro voto a aquellos que se supone que tan solo nos representan interinamente, a soportar un parlamentarismo montaraz, desdeñoso y que ha hecho bandera del insulto gratuito y de la descalificación sistemática, degradando así e impunemente los valores democráticos?, ¿tendremos que exigir, en el futuro, a los que vayan en las listas electorales, un certificado, siquiera sea elemental, de dialéctica, elocuencia, agilidad, cierto léxico, mucho de verdad, de ingenio, ironía, razonamiento y algo de finura, por respeto a sí mismos y a los que fingen servir?, ¿mantendremos en puestos y nóminas, para que atiendan a sus necesidades y caprichos, con desahogo, a los cargos institucionales, bajo sospecha y lupa? Pues estamos aviados. A Ana Noguera, por cuestionar la gestión de Ciegsa y expresar la falta de información, por parte de la mayoría absoluta, un consejero del PP le llamó "delincuente", y él, o los de su cuerda, miran para otro lado, cuando se les pregunta sobre la reciente y última denuncia contra Carlos Fabra. Qué malabaristas tan grotescos. Qué poco ocurrentes. Qué déficit de soltura y que excedente de hipocresía. En fin, esto es lo que tenemos por aquí, y no da para mucho más. Que el pueblo sensible, paciente y desprendido, se plante y ponga firmes a más de uno. El pueblo con sus opiniones y críticas a demasiadas y muy dudosas actividades, debe conocer cómo y a cuenta de qué y de quiénes ha crecido desmesuradamente el patrimonio de Fabra y su familia, mientras los fiscales anticorrupción intervienen y aniquilan tantos desmanes, En los hospitales de Valencia se acumula la basura. Fuera, en toda la Comunidad Valenciana, ya ni cabe. Huelan si no.

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