El 'caso Jackson', visto para sentencia
El jurado comenzará hoy sus deliberaciones sobre los 10 cargos de abusos
"¡Es fascinante!". Éste era el sorprendente comentario que ayer pronunciaba una presentadora de la cadena Court TV tras escuchar las conclusiones finales del fiscal Ron Zonen contra Michael Jackson. "Éste es un caso de explotación y abuso sexual de un niño de 13 años superviviente de un cáncer por parte de una celebridad. La defensa se ha limitado a intentar atacar a la madre, pero ella sólo trata de defender a su hijo y yo se lo voy a demostrar", clamó Zonen en el juzgado de Santa María (California). El cantante acudió tembloroso y cabizbajo al último ejercicio de persuasión de defensa y acusación frente al jurado antes de que éste decida si es culpable o inocente. El caso Jackson quedará hoy visto para sentencia.
"Busca a niños vulnerables y los arrastra al mundo de lo prohibido", esgrimió el fiscal
Ocho mujeres y cuatro hombres decidirán a partir de hoy cuando, tras escuchar a la acusación y a la defensa durante dos días, se encierren a reflexionar sobre los 10 cargos que pesan contra el rey del pop: cuatro de abuso sexual, otros cuatro por darle alcohol a un menor, uno de conspiración e intento de secuestro y otro de intento de abuso. No se sabe cuánto durarán sus deliberaciones, que podrían llevarles a un veredicto esta misma noche, aunque parece más probable que su decisión se anuncie el lunes o el martes. En el supuesto de que fuera declarado culpable de todos los delitos, el cantante podría pasar los próximos 18 años en la cárcel, lo que convertiría la letra de su célebre canción Thriller en una macabra premonición.
"Escuchas la puerta cerrarse y te das cuenta de que ya no puedes correr. Sientes la mano fría y te preguntas si volverás a ver el sol. Cierras tus ojos y esperas que sea sólo fruto de la imaginación. Pero mientras, escuchas a las criaturas acechantes tras de ti. No tienes tiempo, porque es una noche de terror". Esto es lo que cantaba Jackson en el apogeo de su carrera en los años ochenta, pero es posible que esa letra se haya repetido como una pesadilla en su cabeza desde que el 18 de noviembre de 2003 la policía entrara a registrar su extravagante rancho californiano Neverland. Dos días después la imagen de su asustado y deforme rostro daba la vuelta al mundo tras ser arrestado bajo la sombría acusación de abuso sexual a menores.
Tres millones de dólares de fianza le sacaron de la cárcel, pero no evitaron que fuera llevado a juicio. La gravedad de los cargos, supuestamente cometidos contra un niño de 13 años enfermo de cáncer, y el excéntrico mundo que siempre ha rodeado la vida y costumbres de un cantante negro que destiñó hasta ser blanco, sufrió una extraña mutación de nariz, tuvo hijos y presumió en televisión de adorar a los niños y ser feliz durmiendo con ellos, pusieron el caso en bandeja para que la prensa lo convirtiera en el protagonista de un culebrón mediático. De ahí que en cadenas como Court TV se hable sin pudor de "fascinación" frente a posible pederastia y que el morbo por el tema les haya llevado al extremo de emitir un programa diario en el que se muestra la recreación de "los mejores momentos" de un juicio al que el juez encargado del caso, Rodney Melville, prohibió el acceso de las cámaras.
Pero, a pesar de que el jurado que decidirá el futuro del cantante ha permanecido durante las 14 semanas que ha durado el proceso aislado de los medios de comunicación y concentrado en las declaraciones de los casi 150 testigos que han desfilado por los juzgados de Santa María, Melville les recordó el miércoles: "Hay que partir de la base de presunta inocencia y después deben valorar los cargos sin piedad o prejuicios hacia él", les dijo durante la lectura de las 98 páginas de instrucciones que recibieron antes de que comenzaran a escuchar las conclusiones finales de la defensa y la acusación.
Michael Jackson, parapetado tras unas gafas de sol, familiares varios y guardaespaldas, parecía ayer una sombra de sí mismo arrastrándose hacia los juzgados. Sin duda el peso de un año y medio de luchas legales se ha dejado sentir en un artista que la primera vez que se presentó en los juzgados hace ya más de un año ofreció un esperpéntico espectáculo planetario subido al capó de un coche bailando frente a sus fans. Ayer Jackson se limitó a saludar con el signo de la victoria a sus incombustibles seguidores, que volvieron a presentarse en masa frente a los juzgados. Entre los carteles que clamaban por su inocencia ondeaba una enorme bandera española que dejaba constancia de la presencia en California de sus seguidores internacionales. "Lucha, Michael, lucha", corearon los fans mientras el cantante entraba en los juzgados.
El músico, de 46 años, ha preferido no declarar en un juicio sobre el que sí se expresó el jueves su portavoz, Raymone Baine. "Está nervioso. ¿Pero quién no lo estaría? Es una situación muy difícil sentarse ahí y saber que tu vida está en juego", dijo. El cantante tiene la posibilidad de ser condenado no sólo por abusos sexuales, sino también por faltas menores.
Pero para la acusación, que ayer utilizó la práctica totalidad de las cuatro horas de que disponía para presentar sus argumentos contra el cantante, Michael Jackson es un pederasta en serie. "Busca a niños vulnerables y los arrastra al mundo de lo prohibido", esgrimió el fiscal Ron Zonen apoyándose en acusaciones pasadas de abusos sexuales en los que estuvo implicado el artista.
Thomas Mesereau, el abogado mejor pagado del país, basará la defensa final del cantante en el uso interesado que la madre de la supuesta víctima ha querido hacer de la relación de amistad entre su defendido y el niño. Para Jackson, más silencioso que nunca, el thriller continuará hoy.
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