La juez de Berga realiza 60 ruedas de reconocimiento para aclarar el crimen
Las sospechas se centran en cuatro acusados, uno de ellos menor
La magistrada que investiga el crimen ocurrido en Berga en la madrugada del pasado sábado ha realizado unas 60 ruedas de reconocimiento desde que ocurrieron los hechos para esclarecer la participación de los 11 adultos y los 7 menores implicados en la muerte de Josep Maria Isanta. Las ruedas de reconocimiento se iniciaron horas después de los hechos, porque todas las detenciones se practicaron al poco de cometerse el crimen, y se prolongaron hasta la tarde del lunes en las dependencias de la comisaría de los Mossos d'Esquadra, ya que el juzgado carece de instalaciones para este tipo de pruebas.
Fuentes judiciales han explicado que fueron sesiones intensas de varias horas hasta completar las 60 ruedas de reconocimiento con garantías procesales para los acusados, de cinco nacionalidades distintas. En algunos casos las diligencias se demoraron a causa de la dificultad para completar la rueda con ciudadanos en Berga y poblaciones vecinas con rasgos físicos parecidos a los de los acusados, de cinco nacionalidades.
Esta pasada medianoche estaban acabando de declarar ante la juez los nueve adultos implicados en los hechos. Los otros dos ingresaron en la cárcel Modelo en la madrugada de ayer. Se trata de Pedro Enrique Méndez Vizueta, ecuatoriano de 22 años, y Santiago Sánchez Pachón, español de 33 años. Los dos tienen antecedentes por lesiones, robo y tráfico de drogas. Las investigaciones se centran en cuatro detenidos, uno menor de edad.Fuentes policiales explicaron ayer que Sánchez Pachón, uno de los encarcelados por orden judicial, había sido detenido dos días antes de ocurrir el crimen al comprobarse que tenía pendiente una orden de presentación en un juzgado de Cádiz. Sin embargo, la policía autonómica le puso en libertad porque tenía domicilio conocido. Cuando se le arrestó en la madrugada del sábado se le intervino un puño americano.
Las mismas fuentes explicaron ayer que el cadáver de Josep Maria Isanta presentaba tres heridas mortales que fueron cometidas, como mínimo, con dos armas blancas: una de las de tipo mariposa y un cuchillo. Las dos armas, manchadas de sangre, fueron encontradas pocas horas después de los hechos por los Mossos d'Esquadra en las calles próximas al lugar del crimen y ahora están siendo analizadas.
Concentración ruidosa
Mientras tanto, en la población de Berga persistía ayer la indignación por el crimen, que se escenificó un día más en rechazo hacia la policía autonómica y las instituciones. Por la tarde, unas 1.500 personas se concentraron en la plaza de Sant Pere, frente al Ayuntamiento, para "exigir justicia", en una ruidosa manifestación en la que utilizaron todo tipo de cacerolas y silbatos. En los balcones de la plaza se habían colgados pancartas que indicaban: "ningún culpable en la calle", "el pueblo quiere justicia" y "Berga, no te canses de luchar".
Posteriormente, los manifestantes se trasladaron hasta la comisaría de los Mossos d'Esquadra, donde arrojaron latas de refrescos y envases de plástico. Al cierre de esta edición estaba declarando en esas dependencias policiales el último de los nueve adultos que ayer comparecieron ante la juez, mientras en el exterior persistía la concentración, probablemente a la espera de saberse la decisión de la juez. Fuentes judiciales resaltaron ayer la dedicación de la magistrada y los funcionarios en este caso, que se suma al trabajo cotidiano del juzgado del que es titular y del otro que existe en Berga, pues su juez disfruta de un permiso por maternidad desde el pasado viernes.
Mientras tanto, el ex alcalde de Berga Josep Maria Badia (CiU) se autoadjudicó un papel de mediador entre los manifestantes y los Mossos d'Esquadra, y en la madrugada del lunes salió de los juzgados dando explicaciones a los concentrados sobre las dos órdenes de prisión dictadas. No le costó recibir aplausos y no se cansó de montar corros para reiterar las explicaciones y anunciar que pronto se verían pasar las furgonetas con los detenidos.
Una hora antes, al alcalde de Berga, Ramon Camps (PSC), que también acudió a la comisaría a recibir información de la juez, le tocó soportar las críticas, recibir los insultos de los concentrados y acabar saliendo escoltado entre lanzamientos de botellas e intentos de obstaculizar la salida de su vehículo.
Camps aseguró que la situación no podía seguir así e hizo reiterados llamamientos a la calma, al igual que las asociaciones de vecinos.
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