Sanidad presenta su plan de prevención contra la ola de calor
El Gobierno alerta de la llegada de meses excepcionalmente calurosos
El sur y centro de España sufrirán este verano unas temperaturas un grado superiores a la media. La diferencia es suficiente para que los problemas sanitarios por las altas temperaturas se agraven. El año pasado, con un verano suave, 26 personas murieron por golpes de calor (un fallo multiorgánico producido por la canícula). El plan de prevención presentado ayer incluye un nivel más de alerta, para conseguir una respuesta más paulatina.
El plan sigue el modelo del año pasado: prevención mediante una campaña publicitaria; seguimiento de las personas con mayor riesgo y un teléfono de ayuda. Después de la experiencia de 2004, el Gobierno ha estructurado su plan en cuatro niveles (verde, amarillo, naranja y rojo), en lugar de tres: "Antes se pasaba de amarillo a rojo con demasiada celeridad", explicó la ministra de Sanidad, Elena Salgado.
Cada respuesta se activará en función de la temperatura que se alcance. El Gobierno ha establecido unas cifras límite por provincia. Estos valores representan los máximos y mínimos históricamente más altos (la franja del 5% más elevada) que se han alcanzado en la zona. Salgado insistió en la importancia de las mínimas, ya que cuando no refresca el efecto del calor se acumula, el descanso se dificulta y la salud se resiente.
Se alcancen los valores que se alcancen, el plan comenzará el 1 de junio, con información a la ciudadanía y una alerta a las comunidades y ayuntamientos. La campaña publicitaria será la del año pasado: Naturalmente, protégete. En ella se compara el comportamiento de los animales con el "sentido común", explicó Salgado.
Las medidas aconsejadas son beber mucha agua, permanecer en lugares sombreados, refrescarse, no realizar ejercicio en las horas centrales del día, usar ropa clara y holgada y cuidar especialmente de niños y mayores. Además, Salgado aconsejó a las personas que toman medicamentos que consulten con el médico tanto las posibles interacciones con el calor como las necesidades de conservación. La secretaria de Estado de Asuntos Sociales, Amparo Valcarce, dio el teléfono de atención, que llevará Cruz Roja (900 22 22 99). Este número atendió el año pasado más de 194.000 llamadas, de las que 75.000 fueron para pedir atención. En 3.878 casos la consulta acabó en una visita al domicilio de la persona, para atenderla o trasladarla a un centro sanitario. A este servicio hay que añadir los realizados por otras ONG como Cáritas; la Federación Española de Municipios y Provincias y las comunidades. En total, según Valcarce, fueron más de 20.000 visitas.
Visitas domiciliarias
Cuando durante dos días se superen las temperaturas mínimas, se declarará la alerta amarilla. Entonces se reforzará la información, con la intervención de las mujeres y hombres del tiempo. Si los límites se superan tres o cuatro días, la alerta será naranja, y las ONG intensificarán las visitas domiciliarias. Si se dan cinco días seguidos de temperaturas por encima de los umbrales, se reunirá la comisión interministerial de seguimiento del plan y podría entrar en acción Protección Civil, que incluso buscaría acomodo en lugares más frescos a las personas que ocupen viviendas peor acondicionadas.
El Ministerio de Medio Ambiente no sólo dará las temperaturas a través del Instituto Nacional de Meteorología. La ministra, Cristina Narbona, destacó otros aspectos que afectaban a su departamento: el gasto energético de los aparatos de aire acondicionado, el peligro de incendios y la sequía.
Peligrosos antecedentes
El verano de 2003 marcó el inicio de la preocupación por el efecto del calor en la salud en España. En 1995 y 1999 también hizo más calor del normal, pero el hecho sólo fue detectado por los expertos. En 2003, mientras las autoridades francesas y portuguesas atribuían a las altas temperaturas miles de fallecimientos, en España se reconocieron más de 140.
El verano pasado, para evitar la alarma de 2003, se creó un plan interministerial de seguimiento de las altas temperaturas.
Lo primero fue definir qué era una ola de calor. Se tomó como indicador que las temperaturas máximas y mínimas de cinco días seguidos estuvieran por encima del 95% de las registradas históricamente en una provincia. También hubo que insistir en el seguimiento estadístico. Médicamente sólo hay una enfermedad debida directamente al calor (el llamado golpe de calor), pero las elevadas temperaturas tienen efectos peligrosos en patologías cardiovasculares y metabólicas. Su control permite saber el efecto real de la canícula.
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