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64ª FERIA DEL LIBRO DE MADRID

El poeta peruano José Watanabe enseña el espíritu del 'haiku'

El taller muestra cómo se percibe la realidad a través de los poemas

El poeta José Watanabe (Laredo, Perú, 1946), hijo de un inmigrante japonés, ha terminado su estancia en la Residencia de Estudiantes, de Madrid (www.residencia.csic.es) con la realización de un taller en el que han participado una veintena de jóvenes poetas sobre ejercicios desde el haiku, forma de poesía tradicional japonesa, y una conferencia sobre la racionalidad frente al haiku.

José Watanabe ha participado en el programa Poeta en residencia, por el que han pasado desde 1996 Gonzalo Rojas, Blanca Varela, Fina García Marruz, Cintio Vitier, Eduardo Lizalde, Fernando Charry Lara y Juan Gelman.

Watanabe ha publicado en España La piedra alada (Pre-Textos, 2005) y la antología Elogio del refrenamiento (Renacimiento, 2003) y es autor de los guiones de Maruja en el infierno (1983), La ciudad y los perros (1985) y Alias, la Gringa (1994), y otros para la televisión.

Durante su estancia en España ha participado en varios festivales de poesía en Córdoba, Logroño y Granada, y pudo comprobar el interés por el haiku, que aparece en varios títulos y composiciones de autores de las últimas generaciones, incluso conoció el proyecto de una antología de la poesía tradicional japonesa titulada Japón serrano.

"Me habían dicho que había una fiebre sobre el haiku. En el taller se distingue entre los aspectos formales, la composición poética reflexiva de 17 sílabas divididas en versos de cinco, siete y cinco, y lo que es entrar en su espíritu, que es lo difícil, analizar cómo se percibe la realidad a través del haiku".

"Caracolito / que subes a la montaña / despacio pero subes". "En el estanque antiguo / salta una rana / del ruido del agua". Watanabe pone varios ejemplos de haikus para situarlos en el budismo zen y en la armonía interna frente a la confusión y el absurdo de los occidentales. "Al traducir el haiku a otra lengua, como el español, estamos pensando demasiado metafóricamente, no podemos evitar la metáfora. Hay hermosos poemas, pero no son haikus. Borges, por ejemplo, escribió haikus pero no los confundió con metáforas".

Watanabe señala que en su poesía domina el sentido de la naturaleza, la mirada hacia el entorno que dialoga y comunica, la solidaridad entre el hombre y la naturaleza, que aprendió con Machado, "que reconoce sus propios sentimientos en el paisaje de Castilla". "Soy un poeta obsesivo. Cuando veo que hay un núcleo de poema, me detengo y comienzo a investigar".

Ahora Watanabe trabaja en un poema largo, épico, sobre una gran lluvia en el norte peruano, en 1925, que destruyó su pueblo, donde había nacido en una azucarera en la que trabajaba su padre. "La lluvia duró mes y medio y este fenómeno me interesó como una metáfora de lo que es mi país, que se construye y se destruye y se vuelve a construir".

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