El vicepresidente de la Conferencia Episcopal pide a Dios que aliente las iniciativas de diálogo
El obispo donostiarra cree que si no hay condiciones para un proceso "es preciso generarlas"
Dos prelados realizaron ayer los primeros pronunciamientos públicos de representantes cualificados de la Iglesia católica en el debate abierto sobre la posibilidad de que el Gobierno entable un diálogo con ETA si la banda terrorista muestra una intención inequívoca de abandonar las armas. Ambos -el arzobispo de Toledo y vicepresidente de la Conferencia Episcopal, Antonio Cañizares, y el obispo de San Sebastián, Juan María Uriarte- aprovecharon las celebraciones del Corpus para lanzar un mensaje que, con mayor o menos énfasis, respalda la búsqueda de un camino que conduzca a la paz.
De los dos pronunciamientos, el más significativo es el de Cañizares, tanto por venir del número dos del Episcopado español como por ser el toledano un prelado de marcado talante conservador. En la alocución a los fieles en la fiesta mayor de Toledo, el arzobispo se dirigió directamente a Dios para pedirle que "aliente él mismo las iniciativas de diálogo y de reconciliación" y que "se consolide la voluntad de buscar soluciones pacíficas respetuosas de las legítimas aspiraciones de los hombres y de los pueblos".
Monseñor Cañizares hizo a la vez un llamamiento para pedir la unidad de "todos" frente al terrorismo y que nunca más golpee el terror "nuestras tierras de España" o cualquier otro lugar.
Tras reclamar que cesen "tantas formas crecientes de violencia", el arzobispo animó a los fieles a rezar por la multiplicación de la ayuda, la justicia y la solidaridad con las víctimas del terrorismo y por que Dios "nos libre de tanto odio, violencia y mal" para conseguir una paz que está "tan rota y amenazada en tantos lugares de la Tierra".
El resto de su alocución le sirvió al arzobispo para fustigar el aborto, la eutanasia y el matrimonio entre homosexuales y pedir que la ciencia se ejerza "con conciencia, para que no se vuelva contra el progreso de los hombres".
Mediador
Más transparente en su pronunciamiento fue la homilía que leyó monseñor Uriarte en la catedral donostiarra del Buen Pastor. El obispo fue quien en 1998, cuando ocupaba la sede episcopal zamorana, actuó como intermediario entre ETA y el Gobierno del PP en el proceso que se abrió tras la tregua etarra de ese año. Uriarte llegó a asistir como fedatario de la misma a la reunión en Zúrich (Suiza) que en mayo de 1999 celebraron tres enviados personales de José María Aznar, entonces presidente del Ejecutivo, con dos representantes de la dirección de la banda terrorista.
Ayer, tras constatar la existencia de "un clamor unánime, cada día más incontenible" en la sociedad por vivir en paz, Uriarte aseguró: "No me toca discernir (...) si existen o no condiciones favorables para iniciar un auténtico proceso de paz, pero sí me corresponde proclamar con toda energía que, si existen, es necesario cuidarlas con esmero, con discreción y con paciencia. Y si no existen, es preciso generarlas con tesón y con espíritu magnánimo".
Para el prelado donostiarra, "ningún interés partidista, ningún agravio del pasado o del presente, ninguna exigencia intolerante y dogmática" y "ninguna demostración de violencia" deben obstruir el camino a la paz.
"Todos tenemos", prosiguió Uriarte, "el deber moral de contribuir a gestar o seguir ese camino: gobernantes, partidos políticos, agrupaciones sociales, medios de comunicación social, movimientos cívicos, ciudadanos de a pie. Todos estamos obligados (...) a deshacer los obstáculos existentes, a no generar nuevos obstáculos y a propiciar las condiciones favorables". Y a ese "reclamo apremiante" de la sociedad, la Iglesia "no puede sustraerse".
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