Un alcalde latino para Los Ángeles
Antonio Villaraigosa trata de apartarse de sus orígenes y dice que será un regidor para todos los habitantes de la ciudad
Aparecer en la portada de Newsweek sería normalmente un motivo de celebración para cualquier político estadounidense. A no ser que fuese por un escándalo de faldas o una acusación de robo, la portada del semanario sería para un político local el anuncio de su llegada a las grandes ligas de la política nacional.
Para Antonio Villaraigosa, el recién elegido alcalde de Los Ángeles, su foto con la expresión sonriente, con la costa de California como fondo y con la leyenda "Poder latino", que apareció en la última edición de Newsweek, ha sido más un dolor de cabeza que el trampolín al estrellato. Al menos es lo que Villaraigosa dice en público.
"Por supuesto que me molesta", respondió el político descendiente de inmigrantes mexicanos ante la pregunta de un reportero sobre la leyenda que acompañaba la foto. "He dicho que seré un alcalde para todo Los Ángeles. Que no seré un alcalde sólo para los latinos".
"Por supuesto que me molesta", dijo de la portada de 'Newsweek' sobre "el poder latino"
Villaraigosa es un carismático líder y un progresista que se define como liberal
Mas allá de si era cierto que le molestaba lo de la portada, lo cierto es que Villaraigosa, que gobernará la segunda ciudad más grande e importante del país (después de Nueva York) no puede por ahora darse el lujo de ser visto como una figura política nacional. O, peor aún, como el representante del "poder latino".
"Sería un gran error calificar a Villaraigosa como un alcalde latino", señaló Fernando Guerra, director del Centro para el Estudio de Los Ángeles de la Universidad Loyola Marymount. "Es un alcalde que da la casualidad de que es latino".
Villaraigosa ha señalado que, aunque está orgulloso de sus raíces mexicano-estadounidenses y de haber crecido como muchos jóvenes latinos pobres, lo suyo en la alcaldía de Los Ángeles rebasará lo latino. Las matemáticas electorales de Los Ángeles son una de las principales razones por las que Villaraigosa se ve obligado a bajarle el perfil a lo latino. En la urbe, aunque los latinos son ya la mayoría de la población, a la hora de votar representan sólo una cuarta parte del electorado. Esto es debido a que muchos no se registran para votar porque no son ciudadanos estadounidenses. Para ganar las elecciones, Villaraigosa debió construir alianzas con líderes sociales y convencer a buena parte de los electores de los sectores afroamericanos y anglosajones de que votaran por él, y aun así apenas ganó por un poco más de la mitad de votos. Lo que inclinó la balanza a su favor fue el voto latino, que en un 84% votó por Villaraigosa.
La tarea de gobernar la metrópoli de cuatro millones de habitantes, con problemas para muchos insolubles de circulación, salud, educación y vivienda, haría temblar a cualquier político. Un desafío administrativo y de liderazgo que pondrá a prueba a un Villaraigosa que ha sido acusado por sus adversarios de ser un político bueno para la sonrisa, el abrazo y las cámaras, pero sin mayor capacidad intelectual. "Un saco vacío", lo describió el alcalde saliente, James Hahn.
Al menos por sus primeros pasos, Villaraigosa parece haber tomado por los cuernos el toro de la gobernabilidad. Esta misma semana nombró a un equipo de 81 prominentes personalidades angelinas del mundo de la política, la academia, el sindicalismo y la empresa privada, llamados "el ejército de reclutamiento", que se encargarán del proceso de revisión de currículos de solicitantes y recomendarán al alcalde a quiénes debe nombrar para llenar los cientos de puestos que se abrirán en la administración. "Quiero a los mejores y a los más brillantes", señaló Villaraigosa.
Mas allá de lo que Villaraigosa diga, sin embargo, no será tan simple bajarle el perfil a lo latino. A nivel local, porque muchos latinos esperan que el nuevo alcalde ponga más atención a sus problemas. "Lo primero que le pediremos es que nos ayude con las licencias", señaló un trabajador latino que arreglaba un jardín en las afueras del local donde Villaraigosa dio su primera conferencia de prensa tras el triunfo electoral. Lo de las licencias de conducir es uno de los grandes temas de disputa en California, ya que por ley a los inmigrantes indocumentados (alrededor de dos millones) no se les permite obtener ese permiso.
A nivel nacional, porque Villaraigosa viene a llenar un vacío en el liderazgo del Partido Demócrata. Es no sólo que a sus 52 años es un carismático y atractivo líder, sino que además es un político de corte progresista en el estricto sentido de la palabra. Alguien al que no le tiembla el pulso al definirse como liberal y quien tiene en su pasado una carrera como aliado político de varios de los sindicatos más progresistas del país.
Aun cuando Villaraigosa se da golpes de pecho asegurando que lo único que está en su perspectiva como líder político es cumplir el mandato de gobernar Los Ángeles durante los próximos cuatro años, la realidad electoral demócrata y los tiempos políticos pueden hacer cambiar sus planes. En la mira están las elecciones para gobernador de California y más tarde la posibilidad de formar parte como número dos del ticket demócrata a la presidencia del país. De seguro que se publicarán más portadas de Newsweek en el camino.
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